Analizamos al detalle esta súper naked que se posiciona en el estrecho segmento del sport-touring, dentro del mercado, cada día más extenso, de las motos desnudas. Por tanto se aparta de las más deportivas, auténticas doble erre con manillar plano, con unas medidas de peso y longitud que están bastante por encima y que la sitúan junto a modelos ya descatalogados, como por ejemplo la BMW K1300R o la Suzuki B-King.
Por otro lado, su particular motor, heredado directamente de la brutal Ninja H2R, la presenta en el catálogo de Kawasaki como la única naked del mercado con un propulsor sobrealimentado.
Cuál es la posición de la Kawasaki Z-H2
El espacio que ofrece la plaza del piloto resulta llamativamente amplio, incluso con un tipo de 1,91 m encima. Al colocar las manos, las sentimos caer sobre un manillar ni ancho ni estrecho, quedando igualmente en una línea media con respecto del cuerpo, ni muy cerca ni demasiado apartada del pecho. Con ello, el tronco nos queda ligeramente, solo ligeramente, inclinado hacia adelante.
Prueba en circuito y en calle de la ZH2
Al colocar los pies sobre las estriberas, es cuando realmente percibimos las pretensiones sport-touring de este modelo, al encontrarlas más bien abajo y un pelo retrasadas, sí, pero quedando todavía adelantadas con respecto a las pretensiones Racing de otros modelos con posicionamiento bastante más deportivo.
Finalmente, al iniciar la marcha y acoplar las rodillas al fuselaje, toparemos la primera vez con la amplitud del chasis multitubular, quedando las piernas ligeramente más abiertas que en cualquier modelo actual. Todo, en cualquier caso, fuera de exageraciones, y nada que no se pueda asimilar con naturalidad al cabo de unos kilómetros en marcha.
Cómo se siente el motor de la Z H2
Si te pica la curiosidad sobre cuál es el tacto y la sensación que transmite una MotoE, no tienes más que subirte a esta Z-H2. Una sensación eléctrica desde el primer impulso, con un empuje absoluto y continuo a partir del primer metro (137 Nm a 8.500), que se siente inexorable hasta alcanzar el tope de revoluciones (11.000). La verdad es que girar todo el puño, todo el gas a fondo, con esos 200 CV al salir de un viraje, impone tanto como si fueras a enroscar el reóstato de un AVE.
En cualquier caso, una suavidad y progresión superlativos, con una finura que manda el fenómeno de las vibraciones al género de la ciencia ficción. Esta suavidad se extiende al accionamiento del embrague, con sistema antirrebote y accionamiento hidráulico; también a la palanca de cambios, en todo su recorrido, excepto en la localización del punto muerto.
Aparte de sus condiciones ruteras y deportivas, este tetra cilíndrico con propulsor ofrece un comportamiento impecable a baja velocidad, de manera que puedes circular a paso de desfile, sin toses ni protestas, por las calles más congestionadas por el tráfico de tu ciudad.
Por otro lado, el sonido que emite el volumen del silencioso, grave y armonioso, pone la auténtica banda sonora de Kawa a esta Z-H2, para que no quede ninguna duda de su origen verde manga.
La Kawasaki ZH2 y su parte ciclo
La Z-H2 es una moto muy intuitiva a nuestros gestos, a pesar de los 239 kilos que desplaza y de sus 1.455 mm entre ejes, con un tarado de suspensiones que se desvía, en cierto modo, de la orientación sport-touring que nos propone la entrega de su potencia y sobre todo su posición. Y es que realmente sorprende, después de observarla en parado, la facilidad con la que entra en los virajes con un simple guiño a la maniobra del contra manillar.
En cuanto a la sensación que transmite en orden de marcha, en general, señalaremos que la parte ciclo se siente absolutamente monolítica, desde el momento en el que doblas la Z-H2 sobre la primera rotonda. Percibes un aplomo absoluto, como si fueras encaramado a la viga de un puente, tanto en las curvas más rápidas como al ejecutar con el gas abierto los cambios de dirección más violentos sobre los virajes retorcidos de una carretera serrana.
Lo cierto es que el conjunto no solo se percibe sólido, pétreo, sino que se siente solidario con nuestro físico en cuanto insinuamos el primer gesto del contra manillar. Efectivamente, sientes cómo te llevas la moto con el cuerpo, tan solo con insinuar cualquier movimiento sobre ella.
Por último, su distancia libre al suelo limita sus posibilidades, si nos aventurásemos a hacer unas tandas libres en circuito. Ya que ofrece el dato del máximo ángulo alcanzado por un lado y por el otro, pudimos ver los 52º como máximo. Una inclinada que desde luego resulta descomunal en la carretera, pero que sin embargo establece el punto a partir del que empezamos a trabajar en una pista de carreras.
Electrónica
Muy completa, con sus tres modos de conducción muy bien diferenciados, que incluso ofrecen potencias escalonadas. Sin embargo, la forma en la que Kawasaki ha perfilado la curva de potencia, hace que no te vaya a sorprender con ningún sobresalto, ni siquiera en el modo más potente (Sport). Esa es la primera característica con la que el aspecto digital perfila el carácter de este modelo.
El anti-weelie viene que ni al pelo, en un pepino como este, y actúa con más frecuencia de la que podemos pensar, y sobre todo de la que podemos percibir, porque es todo discreción, sin el más mínimo corte, sin tirones. Y en cuanto al acelerador electrónico, su conexión con la tracción a la rueda es absolutamente directo, casi me atrevería a decir que más que el tradicional mandado por cable.
Todo se apoya en una plataforma inercial de seis direcciones, firmada por Bosch con sus diferentes sensores para controlar, además del ABS y la tracción, según el ángulo de inclinación y el momento inercial, también el freno inteligente y el asistente en curva.
Todo se puede seleccionar y supervisar visualizando la pantalla TFT a color, a la que además se pueden ampliar sus funciones con el sistema de conectividad Kawasaki Rideology.
La versión SE, como la unidad de nuestra prueba, incorpora además el sistema electrónico de suspensión semiactiva firmado por Showa, con tecnología Skyhook. Todo para llevar un telemétrico liliputiense a bordo, regulando en tiempo real los parámetros de horquilla y amortiguador, según el estado en el que vaya encontrando el firme.
También se afinan los frenos de la versión estándar, montando un equipo Brembo Stylema, que rebaja el peso del conjunto, con un tamaño algo más recortado.
¿Protege la Z H2?
Siempre que hacemos este apartado, a la hora de hablar de una naked, puede resultar absurdo. Sin embargo, también es verdad que siempre hay algo que añadir al cero absoluto del que se parte al hablar de una moto desnuda. Bien, pues en el caso de la Z-H2, llama la atención lo que es capaz de conseguir una profunda ergonomía del depósito, con una joroba que se eleva de forma sobresaliente, en el tapón, hasta cubrirnos incluso parte del pecho, si nos acoplamos bien a su fuselaje.
En cuanto a las piernas, la amplitud del chasis, que ya hemos mencionado, y por ende la extensión de esa especie de alas superiores, que forma cualquier depósito actual, en la Z-H2, cubren prácticamente nuestros muslos.
Además de eso, esta bestia de manillar plano cuenta con una minúscula carrocería que arranca bajo el faro y se extiende hacia atrás para cubrir nuestras rodillas, y una pequeña franja de nuestras piernas debajo de ellas.
Mejorable en la Z-H2
Siendo todo suavidad y sintiendo todo sincronización en la conducción de este soberbio modelo, llama la atención que entrañe cierto trabajo la localización del punto muerto en parado. Al menos así ha sido en la unidad de prensa cedida por la marca de Köbe.
En cualquier caso y como ya hemos destacado, el funcionamiento del cambio de marchas, en todas ellas, así como el del embrague, tanto en el arranque como en las retenciones, es sencillamente pura seda. Por otro lado, el quick shifter sincroniza a la perfección con la caja de cambios, tanto para subir de marcha como para bajar, prácticamente en cualquier régimen, incluso con el cuentarrevoluciones en su franja más baja; un detalle a apreciar, que realmente nos ha llamado la atención.
Precios de la ZH2
La versión estándar cuesta en el momento de publicar este reportaje 14.999 €, con el seguro gratis incluido.
Opinión sobre la Kawasaki Z-H2
Una súper naked más introducida en el segmento de las muscle bike que en el de las deportivas, ofreciendo una clara orientación sport-touring. Un modelo para motoristas con cierta experiencia, a los que no pondrá en aprietos con sobresaltos ni repuestas salidas de tono, a pesar de que su entrega de potencia puede resultar estratosférica, si se le buscan las cosquillas.
Una moto, por otro lado, que soporta sin quejas el uso diario por la ciudad, en combinación con las salidas dominicales, que nos puede servir para una escapada durante un fin de semana, lo mismo que para hacer un turismo pausado, si llevamos el ánimo bien aplacado, a lo largo de una ruta paisajística.
Finalmente, una Kawasaki que ofrece el paquete electrónico más completo de la marca, montando, además, ese exclusivo recurso interno del compresor.
Pruebas de otras motos relacionadas
Preguntas Frecuentes
¿Cuánto corre la Kawasaki Z-H2?
En nuestra pista de pruebas alcanzamos los 278 km/h.
¿La Kawasaki Z-H2 es más rápida que las otras naked deportivas?
Posiblemente lo sea sólo en velocidad punta, por una cuestión aerodinámica, y gracias a la pequeña carrocería que monta bajo el depósito. Sí puede estar a una altura parecida en el aplomo que muestra al paso por curvas rápidas, pero en el giro y en la frenada, se queda muy lejos, porque en realidad es una sport-touring.
¿Vale la Z-H2 para ir al circuito?
No cabe duda de que en un circuito con pasos rápidos, te divertirás con esta Kawa. Podrás ir a alguna rodada como experiencia, pero nada más, porque sus características y su altura libre al suelo te van a limitar en el momento que empieces a ir rápido de verdad.