Difícilmente podemos encontrar una moto más pintona, con un comportamiento tan efectivo en cualquier terreno, para que un principiante se inicie tanto en las rutas de asfalto como para aventurarse por los caminos, fuera de la carretera. Vamos a ver al detalle todo lo que da de sí en cada una de esas situaciones esta pequeña gran moto de siempre.
La Postura
Con el tronco completamente erguido y los brazos alargados hacia un manillar particularmente ancho, las estriberas situadas en el centro de la moto y más bien abajo, terminan de colocarnos el cuerpo en lo que podíamos llamar una posición trail de libro.
Si la conducción de esta Scrambler 400 X ya resulta fácil de por sí, puestos en esta posición sobre ella, el control es absoluto. El principiante no podrá encontrarse mejor colocado para avanzar en su rodaje como motorista.
El Motor
Contando con un único pistón de sólo 398 cc, es un portento de efectividad en todo el rango de revoluciones. Su carrera ultra corta (89×64 mm) y sobre todo la finura con la que se ha programado la inyección electrónica, dan como resultado una entrega llena en todos los regímenes, a pesar de la lógica contención que entraña su discreto cubicaje. La suavidad con la nos impulsa se podría calificar de “dulzura”. Y muy lejos de poner al principiante en cualquier compromiso, conducir esta Scrambler 400 X le va a suponer en cualquier circunstancia un verdadero placer.
El Sonido
Merece la pena un capítulo aparte porque no es algo tan simple como un ruido de escape, sino que interpreta una banda sonora completa, desde el mismo momento de arrancar hasta el corte del encendido, acompañando la marcha de esta joya purista enfocada a los más principiantes.
Nada más pulsar el botón de ignición, un petardeo provocativo se deja oír por la salida doble del escape, como si fuera esa invitación al calentamiento que sugieren los primeros compases del bajo y de la batería en un tema de rock duro. Después, al primer gesto sobre el puño del gas, el empuje lleno del 400 nos dará la impresión incluso de resultar más lleno con el rumor grave que se presiente en la admisión y con la conexión directa que sentirás entre ese petardeo con más ritmo y el empuje de cada pistonada. Y más arriba, arriba del todo, la uniforme sintonía que interpretan a la vez la admisión y el doble escape, sencillamente te electrizará el espíritu, recordando el sonido limpio de una Moto3.
El Cambio
Resulta una verdadera delicia de precisión al tacto del pie, con una palanca de brevísimo recorrido, que no deja ni una micra de margen al error entre una marcha y otra, y con un punto muerto muy fácil, muy intuitivo de encontrar.
El Embrague
Accionado por cable, igualmente obtiene un diez en eficacia, precisión y suavidad. Con un leve toque, en el tope de vueltas, pasamos a la marcha siguiente acelerando, y de la misma forma, apoyados en su sistema antirrebote, podemos regular la retención del motor en las reducciones más severas, como si de un se tratase de un freno de lo más efectivo.
Haciendo curvas con la Scrambler 400 X
¡Qué decir! Divertidísima. Y cuanto más retorcida sea la ruta, mejor que mejor. Con 179 kilos y todos los llenos hechos, con la estrechez propia de una monocilíndrica y con esa posición de control total, los ángulos más cerrados se negocian casi como si fueran curvas de autopista, los cambios de dirección en las chicanes improvisadas de la montaña como si te hubieras colado en Sepang, y la manera de salir catapultados de esas rampas tipo Anglilu, que tan pronto estás mirando para allá, como dos metros más adelante lo estás haciendo para allá, te lleva a una diversión que resultará agotadora, si te metes en el corazón de una cordillera, porque no querrás parar, ni siquiera bajar el ritmo hasta que no se acaben las montañas.
En los pasos por los virajes más rápidos, con el firme algo ondulado, mantiene la cara gracias a la solidez de su chasis, con una horquilla y un amortiguador que dan la cara, a pesar de un mínimo temple trail.
Suspensiones
Por otro lado, dada la idiosincrasia neoclásica de la moto, no se puede permitir un recorrido y un tacto propios de una trail pura, o una trail extrema, si la queremos llamar así. Pero también es cierto que su orientación queda muy alejada de lo que sería una línea deportiva; así pues podemos decir que tanto la horquilla invertida como el amortiguador ofrecen un tacto más bien sport-touring.
Un tacto turístico deportivo que fuera del asfalto muestra un comportamiento más que digno para transitar por caminos, pistas y algún sendero; si bien es verdad que el amortiguador, con sus 150 mm de recorrido, hizo tope, con servidor y sus 104 kilos encima de él, al pasar por el hoyo de alguna trocha, sin que eso comprometiera, por otro lado, la estabilidad del conjunto. Ofrece una regulación en precarga, muy práctica para cuando vayan a acompañarnos ocasionalmente.
La Frenada
El simple disco, eso sí flotante y de nada menos que 320 mm, mordido por una pinza ByBrake de cuatro pistones, se basta y se sobra para detener el conjunto en las situaciones más extremas, con las prestaciones que desarrolla esta pequeña Scrambler. La horquilla invertida, con la robustez de sus barras (43 mm), absorbe con solvencia toda la inercia de las frenadas más brutales, sin que además se sienta torcer ni una milésima hacia la izquierda (lado del disco) cuando la pinza muerde contundentemente, con los 104 kilos de servidor, más su equipo. Además, con un acompañante sumado a ese peso, tanto el conjunto de freno como el comportamiento de la horquilla y la firmeza de sus barras, continúan sin perder la cara.
El disco trasero de 230 mm, una buena dimensión para solo una 400, hace un interesante aporte, como es lógico cuando vamos cargados con un pasajero, pero es que además cumple a las mil maravillas la función de regular la inercia fuera del asfalto, particularmente en las bajadas más pronunciadas, o cruzando a la medida, cuando se tiene ya un cierto nivel off road.
¿Trail o no tan trail?
Repasemos los elementos de esta Scrambler 400 X. En contra del sentido trail, nos topamos con unas llantas de aleación y un doble escape que discurre junto a los bajos del motor desde que arranca de la culata; además la llanta delantera es de solo 19”, que digamos no es una trail pura. Es decir: una neoclásica con el estilo de su nombre, estilo Scrambler, y poco más.
Pero veamos qué hay por el lado trail. Un manillar tan amplio o más que el de una enduro, montando además un tirante de refuerzo recubierto por una vistosa morcilla con el emblema de Triumph. Los neumáticos mixtos Metzeler Karoo Street, que puedes encontrar aquí, los protectores de las manos (“paramanos”), una aleta delantera más envolvente, el cubre cárter, un toque nostálgico con la rejilla que cubre el faro y lo más definitivo: las estriberas de contorno dentado con un relleno de goma tan fácil de desmontar como un tapón. El Control de tracción y el ABS desconectable, en un llamado “modo off road”, completan ese paquete para salir de la carretera.
Bien. Con estos mimbres, ¿qué cesto podemos tejer en el campo? Pues uno bien grande y tupido, mucho más de lo que podría hacernos presumir su imagen en fotos, incluso en vivo, dentro del escaparate del concesionario y ese primer apartado que hemos revisado.
La cuestión es que tuve que cortarme al final de la prueba en tierra, porque me sentí compenetrado puesto en pie sobre esta pequeña Scrambler. La percibía muy capaz a la hora de abordar cualquier trecho, cualquier sendero, cada vez más complicado, cada vez más de prisa por el camino, pasando cada vez por cortes más profundos y badenes más elevados; lo mismo por la arena esparcida sobre la tierra seca y prieta, que sobre las piedras sueltas en el lecho del paso acuático que crucé varias veces para unas refrescantes tomas de vídeo. Llegó un punto en el que me tuve que recordar a mí mismo: “¡Tomás! Que vas subido a una trail clásica, además una moto de iniciación. Nada más”.
En definitiva, el comportamiento de esta Triumph en un camino medianamente pisado es sorprendente.
Así pues, amigo lector principiante, puedes adquirir tranquilamente esta inglesa con convicción de que no solo podrás aventurarte en una pista con esta pequeña Scrambler, sino que además podrás empezar a descubrir la conducción off road, mientras te internas en nuevos territorios sintiéndote todo un explorador, un auténtico Doctor Livingston en moto.
Una Moto de Flack Track
Efectivamente. Si nos metiéramos con esta Triumph en el óvalo americano, no haría falta el de la milla entera, con el de un cuarto bastaría para hacer las delicias de los amantes del derrape, que yo creo que será casi cualquier motorista, a poco quemado que este sea.
Seguramente sentiríamos esta Scrambler en su salsa, o una de sus salsas. Eliminamos el TC manteniendo pulsado el botón del menú y al soltarlo, veremos la opción Off Road. El tacto de este motor, tan progresivo, tan noble, te hace disfrutar de un derrape prolongado y controlado, a poca destreza que tengas en la conducción fuera de carretera.
Los Neumáticos Mixtos
El comportamiento de los Metzeler resultó excelso sobre el asfalto, con unas tumbadas impropias para una trail, gracias también a la excelente solidez de toda la parte ciclo y además de la nobleza que muestra el motor en su entrega, vigilada, por si fuera poco, por el control de tracción.
Vibraciones
¡Que si vibra! Claro que vibra. Esta Triumph Scrambler 400 X ya hemos dicho que guarda la esencia de la Moto de Siempre. ¿O qué esperabas, un cadáver en equilibrio sobre dos ruedas? Las vibraciones, en un modelo tan personal, con un carisma heredado, hay que ponerlas en contexto.
Entonces es posible que algún joven piense: “Este señor, que ha debido sufrir en su historial monstruos trepidantes como la Norton Comando, las antiguas Ducati de Mototrans o la benemérita Sanglas, ¿cómo puede valorar las vibraciones de una moto actual?”.
Cierto, amigo lector, las he sufrido a fondo como motos que además han dormitado marcando con su aceite mi garaje. Pero también es cierto que el abanico de servidor para apreciar las vibraciones se ha extendido al otro extremo, al nulo, después de probar ya un buen ramillete de motos y scooters eléctricos.
Definido este espectro, ¿la Scrambler 400 X vibra o no vibra? Hay que apuntar que hablamos de un monocilíndrico, el motor más vibrante, por puro concepto, a lo largo de la historia. Si tomamos esa referencia, ¡caramba!, parece mentira, pero esta 400 no vibra nada, en absoluto, por debajo de las 6.000 rpm, insisto, tratándose de un monocilíndrico.
Por encima de ese régimen, vibra, sí, ¿pero tanto como para incomodar? Es posible que para los más exquisitos y delicados, para aquellos que más allá de ese tacto eléctrico, cualquier motor que vibre algo les rechine. Ahora bien, si lee este reportaje “un motorista de toda la vida”, apreciará esta vibración como una constante vital de una moto, lo mismo que al principiante en pos de una moto de siempre. En cualquier caso, a 120 en sexta, viajaremos por debajo de esas 6.000 rpm.
En Ciudad
Le resultará muy fácil intuir al lector cómo cubrirá esta Scrambler 400 X la labor de acompañante a diario en el trajín urbano. Otra vez su agilidad, su ligereza, su estrechez y en general su facilidad de conducción, resumen un ramillete de atributos que la proponen como candidata a campeona de la ciudad.
Sin embargo hay un detalle con el que topa el optimismo que presagiamos. Si bien esperamos que esta Triumph gire en el radio de una moneda de 10 céntimos, el manillar hace tope y no nos permite más allá de dar la vuelta en una medida algo más recortada, la medida de una moneda, sí, pero no de diez céntimos, sino de dos euros. Un poco más de radio, que en cualquier caso nos permitirá serpentear con soltura los coches atrapados en un atasco.
El Pasajero
De auténtico lujo podemos calificar la amplitud y el mullido del asiento dispuesto para nuestro acompañante, en una moto de esta categoría. Además, el empuje en bajos y en medios del monocilíndrico se bastarán para arrancar con suficiente brío de los semáforos, y dejar atrás a la jauría de cuatro ruedas
El Remate Triumph
Cada vez que probamos un modelo con el emblema de Hincklye grabado en sus costados subrayamos este apartado. No nos cansaremos de hacerlo porque lo confirma cada inglesa que llega a nuestras manos. En esta Scrambler más pequeña, además de la pintura, los metales, las pegatinas y las soldaduras, llama la atención la piel de ambos asientos, con su calidad, a la vista y al tacto, y con sus firmes costuras, que dan el aspecto de llegar a jubilar a un cuarentón.
Pero hay otro detalle más, que es bien simple y que descubres únicamente al conducirla. Es el pulsador de los intermitentes, desplazándose con una deliciosa precisión que sorprende. Un detalle de lo más simplón, nimio incluso, pero que resulta de lo más revelador en cuanto al esmero puesto en este modelo de iniciación por los ingleses, lo mismo que sobre la calidad que reviste y remata cada componente de esta neoclásica de iniciación.
Mejorable
Se echan de menos unas manetas regulables en su distancia con el manillar. La del embrague, accionado por cable como hemos señalado, palia en buena medida esta regulación con la rueda del tensor; pero la del freno queda expuesta a aproximarse al puño con la paulatina disipación del líquido de frenos.
Otro detalle. Hicimos la prueba en pleno verano, con todo el calorazo, y en esas condiciones, el electro ventilador se activaba incluso en 6ª por la autopista. No se puede señalar como una posible mejora, mucho menos como un defecto, sino más bien como un tributo a la estética, ya que el radiador no se podría sobredimensionar sin que esta joya perdiera un matiz de su estilo neoclásico.
Precio de la Triumph Scrambler 400 X
Con la calidad de los componentes y el remate mimado que ofrece esta moto de iniciación, 6.250 euros resulta un precio de lo más interesante.
Apuntar también que los mantenimientos se marcan para cada 16.000 km o cada 12 meses.
Opinión sobre la Scrambler 400 X
Una moto que enamora en cuanto te acercas a ella. El principiante quedará prendado al tenerla a su lado, pero quizá quede aun más prendado el veterano cuando sienta junto a la pequeña de las Scrambler esa esencia de La Moto de Siempre.
La conducción resulta una delicia en cualquier medio. Finalista en la ciudad, campeona de las carreteras rotas, competitiva al máximo en la montaña, sorprendente fuera del asfalto y digna en la autopista.
Pruebas relacionadas
Preguntas Frecuentes
¿Cuál es la velocidad máxima de la Triumph Scrambler 400 X?
En nuestra pista de pruebas habitual, alcanzamos los 160 de marcador; con lo que no solo mantiene muy bien los 120 del límite en autopista, sino que nos guarda un margen para escapar de una situación comprometida.
¿Cuál es el consumo de la Triumph Scrambler 400 X?
En los tramos más exigentes de nuestra prueba, con aceleraciones máxima y el probador de 105 kilos encima, registramos un consumo en torno a los 4l/100. Lo que hace muy fácil que en otras circunstancias mucho más habituales baje hasta los 3,5. Con los 13 litros del depósito, tenemos una autonomía muy por encima de los 300 km. Un lujo para una moto de su categoría.