En esta recomendación trataremos de despertar en el principiante su interés por el suelo que pisa. Debemos examinar minuciosamente el asfalto, en la medida de lo posible, desde detrás del manillar. El motorista no puede pasar ignorante, como el automovilista en general, sobre el piso de la carretera, sin preocuparse de si éste es más granulado o más liso, de si es más negro o más claro y brillante, en definitiva: de si se aguanta más o menos.
La visión del motorista debe de dividirse en dos campos. Uno principal y que ocupa la mayoría del espacio para alargar la mirada y fijarla en el punto más lejano por el que vamos a pasar. Y dos, una franja más estrecha e inferior que se encargará de ir testeando el asfalto que vamos a pisar inmediatamente, analizándolo con la mayor minuciosidad posible, tanto su calidad como su estado o su grado de limpieza.
Una vez que hemos marcado esa franja inferior y estrecha en la mente y que somos capaces de repasar con ella el asfalto, tenemos que conseguir establecer una relación directa, y en ello nos va la integridad, entre el aspecto del suelo y el agarre que puede ofrecer a nuestro neumático. Para ello, podemos ayudarnos de una especie de tabla, de una clasificación, por así llamarla, en que podamos consultar la relación entre el aspecto que ofrecen los distintos tipos de asfalto y su agarre.
Tabla de Asfaltos.
Muy negro y granulado
Excelente adherencia en general, como en el caso de la siguiente foto:
Muy claro y mostrando la grava pulida como una baldosa
O una superficie similar, como la que nos encontramos en los garajes, alerta en la mayoría de los casos, asfalto deslizante.
Gris y muy agreste, agarre bastante aceptable
para la mayoría de ellos. Hay algunos más, pero son menos corrientes.
Cómo se puede clasificar el agarre del asfalto
Para llegar a establecer esta relación con un solo golpe de vista, podemos ir realizando una operación muy simple, que nos ayudará a valorar la adherencia de cada suelo. Se trata de dejar deslizar la suela de la bota durante apenas un par de metros de tanteo sobre el piso mientras circulamos con la moto vertical y cuando ya tenemos un mínimo dominio de la misma. Hablo tan sólo de posarla muy suavemente, de tomar tierra muy levemente con esa suela, y nunca de pisar, lógicamente.
Iremos identificando la forma de reaccionar del pie al deslizarlo con las propiedades adherentes de cada tipo de asfalto. Es lo mismo que veíamos hacer antes por TV a algunos pilotos (en la actualidad mucho menos) cuando empieza a llover sobre la pista y no están muy seguros de hasta qué punto está mojada. Los motoristas con experiencia también lo hacen en algunas ocasiones en las que no lo tienen muy claro y el suelo húmedo muestra un aspecto un tanto engañoso; sobre todo con la niebla intensa, que lo deja jabonoso y resbaladizo, en la que posiblemente sea la peor de sus condiciones (dejando el hielo a un lado, claro está).
La reacción de la bota, de esa bota que siempre usamos en carretera, que tenemos ya domada y conocemos bien, es bastante clara. Cuando el asfalto ofrece un agarre aceptable, se queda atrás si no la levantamos inmediatamente; sin embargo, cuando el suelo desliza de verdad, la bota parece que quiere correr más que nuestra propia moto.
Otros elementos sobre el asfalto
Aparte del tipo de asfalto y de su estado, hay otros elementos en la calzada con los que debemos tener ojo avizor. La pintura es el más común de todos ellos, de los más peligrosos, sobre todo en mojado. De una forma bastante llamativa, resbala bastante más la pintura urbana que la mayoría de las que señalan la carretera.
Nunca debemos dejarnos confundir por las imágenes que vemos en las retransmisiones de las carreras por televisión -como la de la foto superior-, que nos ofrecen, una y otra vez a los pilotos pasando completamente inclinados sobre la pintura de los márgenes de la pista («pianos»), porque esa pintura con la que se marcan los circuitos se elabora con un compuesto muy especial, que, en algunas pistas ofrece incluso más agarre que el propio asfalto.
Las tapas de registro, las manchas… Las manchas de aceite, tanto secas como recientes, tienen casi el mismo aspecto; las primeras agarran como el propio asfalto sobre el que reposan y las segundas…, creo que no necesitan resaltar su fatalidad. En cuanto a esas manchas secas, un servidor sólo pasa con la moto inclinada sobre las que identifica sin ninguna duda porque ya las ha examinado en otras ocasiones, muchas ocasiones y a diario. Aun así, no dejo de sentir una añadida inquietud al verlas acercarse. Explico esto, el que las manchas secas agarran más de lo que su apariencia nos hace intuir, no para pasar alegremente sobre ellas, sino para no asustarnos, en el caso de que alguna circunstancia del tráfico no nos deje otro camino que pisarlas.
Por lo demás, hay otros elementos tan eventuales e inesperados, como por ejemplo un cartón. Un servidor tiene una idea muy clara y bastante desastrosa de lo que ocurre pasando bien inclinado sobre un cartón. Aunque hace muchos años, no la olvida, como es muy lógico, porque terminó con un buen revolcón sobre el asfalto. Otros también frecuentes, sobre todo los días de viento, son los plásticos que ondean sobre el asfalto. No entrañan, en principio, ningún peligro en particular, excepto que si pasamos sobre ellos, es muy posible que se adhieran al escape, dejando sobre él un recuerdo muy feo y difícil de eliminar (con estropajo de aluminio).
En general, cualquier brillo que veamos sobre el piso, ya sea del propio asfalto por su desgaste o su baja calidad, ya sea de algún elemento externo depositado sobre él o ya sea cualquiera de los dos casos y que no seamos capaces de distinguirlos, se presenta una situación que debe activar todos nuestros sistemas de alerta. Fíjese el lector, por ejemplo, en que el asfalto de la mayoría de las rotondas (a menos que sea muy nuevo) se ve más brillante y pulido que el resto de la propia calle. Ello se debe a que en el paso por esa curva, los neumáticos de los coches se agarran más, se apoyan más, por lo que se gastan más y gastan más también el asfalto que pisan.
Bien. Si la zona brillante es pequeña -apenas unos centímetros-, debemos intentar evitarla; y si no nos queda más remedio que pasar por encima de ella, aplicaremos una técnica descrita más adelante en un ejercicio y más adelante en el capítulo dedicado a la conducción con lluvia.
Para concluir, dejamos una lista de elementos deslizantes con los que nos podemos encontrar en las calles y carreteras, una lista que puede ser interminable, y que invitamos al lector a que la continúe añadiendo otros elementos en los comentarios anexos al artículo:
- -El relente.
- -La arena, arenilla y gravilla.
- -Los respiraderos del metro.
- -El granizo y el aguanieve.
- -Los regueros de gasoil.
- -Las hojas de pino secas que se suelen acumular en los márgenes.
- -Las hojas secas de otoño, que a veces se acumulan en una cantidad importante sobre una curva
- -Las boñigas del ganado.
- -En semana santa, la cera de las procesiones.
Hola!
Me encantan, y porque no decirlo son de gran ayuda para principiantes pero también para alguien que lleva mucho tiempo en moto, los artículos para aprender que haces. Yo querría añadir otro punto a evitar, a ser posible, ya que yo me he llevado mas de un susto por este tema. No ir detrás de un camión de la basura, sobretodo si son de los abiertos por detrás, no solo por el hedor que desprende sino porque se les va cayendo, muy habitualmente, líquido con todo tipo de aceites, de cocina entre otros, cosa que al pasar tu con la moto por encima es, tal y como comentabas con las manchas de aceite, un peligro importante.
Ya me he encontrado mas veces que dedos tengo en una mano de regueros larguísimos de este liquido y casi sufro un highside en una rotonda.
Muy buen trabajo con los artículos y a por mas que siempre son instructivos.
Muchas gracias, Marc, por tus comentarios y por tu aportación. Dedicaremos también, dentro de muy poco, un artículo a los coches, y por extensión al resto de vehículos de 4 o más ruedas.
Mucha suerte.