Planteamos al lector un inocente ejercicio para hacernos una idea y dársela a él mismo, después, de dónde se encuentra situado al entrar en una curva.
Se trata de un elemental y primitivo ejercicio de ubicación que sienta la pauta para continuar después, cuando ya estemos abordando la curva
La respuesta tiene que ser concisa como en el examen del carné. Sólo vale responder con una letra, sin explicaciones ni condicionantes. No vale decir que soy zurdo y al llegar las de derechas miro a este punto, pero en las de izquierdas miro este otro. No vale decir que depende de según cómo se mire, de según si la curva es ciega, plana o contraperaltada; de si está mojada o si es de noche. Y sólo sirve para la curva del dibujo; aunque luego la solución, como veremos, se puede aplicar a todas.
Sólo se puede dar una respuesta con una letra, nada más.
Veamos: El lector se encuentra a la altura de la punta de la flecha, en su línea, no importa si un poco más a la izquierda a la derecha, y la pregunta es:
El motero, ¿a dónde mira cuando se dispone a abordar una curva?
Y, teniendo en cuenta que después de esa curva dibujada viene una inmensa recta; insistimos: Que la curva no es ciega, que incluso la conoce, que no es de noche, que no está mojada, que no tiene ni un bache ni un badén, que no viene tráfico de frente, que el asfalto no sólo es óptimo sino que además está impoluto, ¿a cuál de los tres puntos que ve en el dibujo mira: A, B o C?
Solución del ejercicio
Este ejercicio se trata algo tan fundamental como montar la base sobre la que hacer la puesta en escena del motorista ante la curva que se aproxima.
Veamos:
Desde el momento en el que arrancas una moto, entras en un mundo de sensibilidad y de percepción. En otro momento hablaremos de la percepción, pero, en lo que a la sensibilidad se refiere, debemos de tener presente que todas las motos, en mayor o menor medida, dependiendo del tipo y modelo, están diseñadas para responder a distintos movimientos de nuestro cuerpo. Todas reaccionan con una maniobra a un gesto de nuestros brazos, manos, piernas, tronco, etcétera. Además de ello, se ha dicho tradicionalmente, hablando de los modelos más deportivos, más incluso de las motos de carreras, que son capaces de leer el pensamiento de su piloto; es decir: que en un momento tienes la mente dirigida hacia un punto y al segundo siguiente estás sobre él. Este efecto telepático se produce porque estas motos están diseñadas con tal sensibilidad que son capaces de captar movimientos de nuestros músculos, tan sutiles, que incluso nos pasan inadvertidos a nosotros mismos.
En cualquier caso y en general, todas las motos obedecerán a ese pensamiento. Por tanto, allí donde mire el lector, allí irá su moto.
A.- Para el que ha optado por esta respuesta, la A, parece que, después de esta explicación, queda bastante claro adónde le llevará su moto si mira a ese punto o a cualquier otro objeto o razón que haya captado su atención en el margen externo de la carretera. Son muchos principiantes los que miran al punto A, muchos más de los que la mayoría de los motoristas veteranos piensan, y se trata del primer defecto a corregir para empezar a saber estar, para hacer una puesta en escena correcta a la hora de encarar una curva. Un defecto muy grave que lleva a la desorientación, casi absoluta, de muchos principiantes antes de entrar y dentro ya de la propia curva.
B.- Para el lector que ha optado por la B, verá que no les lleva fuera de la calzada; sin embargo en otros dibujos que veremos más adelante -los incluidos en el artículo sobre la trazada ideal- muestran que el punto B queda al margen, un tanto alejado, de esa línea ideal a seguir.
C.- La respuesta apropiada, efectivamente, es la C. El punto C está contenido dentro de la trazada ideal y por ahí, en buena lógica, es por donde debemos llevar nuestra moto.
Es muy importante el lector principiante que, bien si dudaban o bien si miraba en una dirección errónea, empiece a tomar a partir de ahora el punto C como referencia.
Lo más importante es saber estar, es saber mirar, anticiparse para situarse en escena a la hora de llegar a un viraje y conseguir al final ir a por la curva en lugar de que, como les ocurre a muchos principiantes, que sea la curva la que venga a por él, la que, en definitiva, se le eche encima.
Invitamos al lector a que mire, sin ir más lejos, en el caso de los pilotos hasta qué punto es vital la mirada y hasta qué punto, también, necesitan anticiparla por el fortísimo ritmo con el transitan por la pista. Dejo este fragmento de la entrevista extensa, detallada y profunda que hice un par de años atrás a un piloto tan admirado y querido como Carlos Checa.
Cómo lo ven todos y cómo lo ve Carlos Checa
MoriwOki.- Oye, Carlos, vayamos a la pista, vamos a meternos dentro de ella porque estoy seguro de que el aficionado siente mucha curiosidad por descubrir desde dentro algunos detalles. Por ejemplo, siempre he escuchado decir que vosotros, los que vais muy rápido, tenéis en la cabeza otro trazado, que literalmente veis una pista distinta a la que tenemos delante los demás.
Se sonríe mientras me escucha con atención manteniendo los brazos cruzados; pero luego comienza a acariciarse la barbilla con el índice como muestra de cierta curiosidad por saber a dónde le queremos llevar.
MoriwOki.- Por ejemplo, cuando un motorista se aproxima a una curva, gira la mirada hacia el interior, cuando lo hace un “tandero” o un piloto aficionado, como yo mismo, gira algo más, gira la cabeza apuntando al vértice de la curva, pero los más rápidos retrasáis tanto y tanto la frenada para hacer esa trazada en pico, que os metéis hasta la cocina de la curva. ¿No te has encontrado a la entrada de algún ángulo cerrado mirando más bien hacia atrás, en lugar de hacerlo hacia el lado?
Sonríe con una leve condescendencia, que a un abismo de molestar, lo que transmite es una cálida comprensión mientras busca la forma de explicarse.
Carlos Checa.- Sí, tengo algunas fotos muy buenas así, con la cabeza muy girada.
Bueno, esto es lo que se dice alargar la mirada. Es como si haces un simple ejercicio con la bici, si miras al suelo, pasando por un tablón, lo más seguro es que te salgas del tablón. En cambio, si miras lejos, lo más seguro es que no lo hagas. Pero esto ocurre en cualquier actividad: siempre, al principio, miras muy cerca, al suelo; luego, cuando coges soltura, miras a lo lejos. Con la moto todo se transforma un poco porque vas por encima de los trescientos por hora, hay curvas de más de doscientos, y claro, tú lo que tienes que hacer es anticipar mucho; porque, una vez que estás ya ahí, en ese punto, ya ha pasado ese momento, con lo cual, ya tienes que estar pensando en el próximo momento, que es la otra curva. Y la mirada es lo que te dirige. Nosotros tenemos que apuntar y disparar –se ríe-, disparar con esto –señala su puño derecho girado a tope hacia abajo-. Yo estoy en este punto –señala al suelo-, pero yo quiero saber dónde va la otra curva –señala al frente- y alargas la mirada para fotografiar ese momento, ya sabes que vas a ir hacia ahí, pero la mirada ya quiere ir a otro sitio. Eso también ocurre a nivel técnico porque estás dirigiendo tu cuerpo hacia allí, y como la moto se dirige con el balanceo de tu cuerpo y con tus gestos, la orden la da la vista. Porque tú no piensas, nadie está pensando eso mientras pilota.
Excelente trabajo «adornado» con las palabras de Checa. La mirada es la que pilota y mucha anticipación. Es el secreto de un piloto rápido y sobre todo seguro. Muchas gracias.
Muchas gracias a ti, Pedro.
Lo difícil me resulta…. q la moto siga la mi mirada…..muchas veces voy colado