La perla de la bujía ha quedado guardada en la historia de la mecánica motociclista como una figura icónica, mientras que en la memoria de muchos veteranos se grabó en el pasado como una auténtica pesadilla.
Todo motorista se veía obligado antaño, apenas unas décadas atrás, a llevar en el bolsillo del barbour, o en algún compartimento de la moto, un trozo de lija más bien fina, junto con una llave que comúnmente tenía forma de pipa.
Las Bujías en otros tiempos
La operación de extraer la bujía del motor -generalmente un monocilíndrico nacional- se llevaba a cabo por cualquiera casi con los ojos cerrados, de tantas y tantas veces como se veía obligado a practicarla. A renglón seguido, se hacía la prueba de la chispa, enchufando la pipa y apoyando el cuerpo de la bujía en el aleteado del bloque, o de la culata, para que “hiciera masa”. Una maniobra en la que alguno casi se electrocuta, al recibir más de un buen calambrazo en la mano que llegaba a recorrerle todo el brazo.
A continuación, el dedo pulgar colocado en lo alto del motor, tapando el agujero de la bujía con un pequeño trapo, haciendo presión al mismo tiempo que impulsaba la palanca de arranque para desahogar y limpiar la cámara de combustión. También, en algunos casos, echando mano del encendedor para flamear la bujía, “quemarla”, que decíamos entonces, y eliminar así la gasolina cruda que hubiera podido quedar depositada en sus interioridades.
Y por último, la avería definitiva, y lógicamente más temida por el motorista, lo que llamábamos “bujía comunicada”. Era sencillamente el cortocircuito de los dos electrodos, provocado por causas diversas. Una avería que, en cualquier caso, dejaba la bujía inservible en la mayoría de las ocasiones, por lo que al trozo de lija y la llave, todo motorista debía de añadir una bujía de repuesto, en su particular kit de contingencia.
Seguramente que el lector más entrado en años se haya sentido trasladado a otro tiempo, en un instante, al leer estos primeros párrafos, viviendo quizá temores, y terrores, del pasado, que en buena parte recoge este relato premiado por RNE. Pero vayamos o volvamos al presente, que, ni que decir tiene, extiende un panorama mucho menos problemático delante de nosotros.
Las bujías en el motor de 4 Tiempos
En la actualidad, el motor de dos tiempos han perdido todo el protagonismo que tuvo en otro tiempo, para subsistir a duras penas en el segmento, casi anecdótico hoy día, del ciclomotor; eso sí, también lo hace de una forma emergente en el mundo del enduro, con los motores de agujeros más vanguardistas del mercado. Pero, de todos modos, su presencia en los escaparates actuales es tan minoritaria que no merece la pena tenerla en cuenta en este artículo, simplemente, para no complicarlo más.
Bien. Pasando a los 4 tiempos, la vida de las bujías actuales en estos motores es llamativamente longeva. Su cambio por mantenimiento viene claramente especificado en el libro-guía de cada modelo de moto, con sus correspondientes revisiones periódicas.
Por lo general, se suele marcar su sustitución a los 30.000 kilómetros; si bien es verdad que la necesidad real de ese cambio vendrá marcada por diferentes factores, empezando por el tipo de conducción que se aplique, pasando por la latitud habitual de su uso, y terminando por la época del año en la que se hagan más kilómetros.
En cualquier caso y para dar una idea aproximada, si hiciéramos un uso óptimo de nuestra moto, sus bujías podrían llegar a durar el doble, es decir: unos 60.000 kilómetros.
La Bujía como detector de Averías
Este elemento eléctrico, la bujía, ha representado tradicionalmente un recurso para obtener un diagnóstico inmediato del motor. En la actualidad, los servicios técnicos de cada marca conectan su ordenador a la centralita de nuestra moto, que muestra al instante, no sólo un cuadro de diagnosis, sino además un historial completo, con el registro de posibles fallos e incidencias.
Antes, sin embargo, el mecánico desmontaba la bujía y analizaba con detenimiento su aspecto y color. Con ello, tenía en primer término una muestra del funcionamiento y ajuste de la carburación. Muy claro, si iba demasiado seca o pobre, y muy oscuro si la había ajustado rica en exceso.
Más allá de ello, podía detectar fallos en el motor, como por ejemplo un cierre deficiente de las válvulas, dejando minúsculos restos de aceite sobre los electrodos; o también el uso de un combustible con un octanaje o calidad demasiado bajos para las características de nuestro motor, dejando residuos sobre ambos electrodos. En este artículo, el lector puede consultar qué gasolina es más apropiada para cada modelo.
Pero la capacidad de diagnosis de la bujía llegaba bastante más lejos, utilizándose a lo largo del tiempo, de una forma mucho más precisa, en el mundo de las carreras. Hubo técnicos en el pasado capaces de detallar un ajuste milimétrico del motor, tomando como referencia un mínimo matiz del color que mostraba una bujía.
Nuestro añorado Ángel Nieto describía cómo en el antiguo circuito alemán de Hockenheim (7,5 km de perímetro, en aquella época), debía de parar en medio de una vuelta, durante los entrenamientos, ¡para cambiar la bujía de su 50!, justo a la entrada del tupido bosque que cubría uno de los parciales del circuito. Guardaba la otra bujía en el mono, y al llegar a boxes, con la muestra de las dos, el técnico llevaba a cabo el crítico ajuste del carburador, en el que se jugaba, no ya un rendimiento poco eficiente; sino la rotura por gripaje de uno de los motores más frágiles que se han construido.
Bujías en mal estado: Sus Síntomas
Son básicamente tres. Un arranque deficiente, una elevación del consumo y pequeños fallos detectables en la tracción del motor.
Estos síntomas aparecerán de forma más clara, como es obvio, en una proporción inversa al número de cilindros, o lo que es lo mismo: al número de bujías que monta cada motor. Veámoslo por partes:
En un motor tetracilíndrico
En un motor de este tipo, es difícil que empiece a fallar más de una bujía al mismo tiempo, por lo que detectar los pequeños fallos de una sola de ellas será tarea de una percepción particularmente fina. El consumo también se apreciará en décimas, y tendremos que conocer muy bien nuestra moto para detectarlo.
Mientras que el fallo de una bujía en el arranque quizá se aprecie algo más, aunque será fácil que lo achaquemos las primeras veces a la baja temperatura, por ejemplo, tal vez a nuestra posible torpeza o a otro factor particular de cada circunstancia.
Por otro lado, si hablamos del fallo detectable por una falta de potencia al acelerar, pues resulta posiblemente lo más complicado, porque los tetracilíndricos son habitualmente los motores más grandes y potentes del mercado.
Así pues, parece que, en la mayoría de los casos, habrá que esperar a una avería total de esa bujía o a que con el paso de algunos kilómetros se sume otra más con funcionamiento deficiente, dejando más claro cualquiera de los tres síntomas, o los tres.
Fallo de la bujía en un monocilíndrico
No es necesario señalar al lector que en un motor con una sola bujía, cualquiera de los tres síntomas se detectará de inmediato, siendo quizá el del arranque defectuoso el que nos pueda confundir en alguna ocasión contada, mientras que el de los tirones en marcha el que no nos deje, prácticamente, lugar a dudas.
Por otro lado y en cuanto al posible bricolaje se refiere, la tarea de extraer la bujía de un monocilíndrico siempre resulta más sencilla, lógicamente, hasta el punto de que en muchos modelos podrá hacerlo el propio motorista; mientras que en una moto tetracilindrica, su complicación nos obligaría, en la mayoría de los casos, a llevarla al mecánico.
Fallo de la bujía con 2 y con 3 cilindros
Ni que decir tiene que. al hablar de los motores intermedios, tendremos una mayor facilidad para detectar el fallo de una bujía en un bicilíndrico, que resultará en muchas ocasiones casi tan claro como en el monocilíndrico; mientras que en un motor de tres cilindros, se verá en otras casi tan oculto como en un tetracilíndrico.
Por último, en cuanto a los propulsores de seis cilindros, después de todo lo descrito, poco queda por decir. Evidentemente, se deduce.
Excelente post
Muchas gracias.