Continúa la profunda reconversión en la familia de acceso a la marca de Milwaukee con esta Nightster. Nueva cara y sobre todo nueva esencia, que poco tiene que ver con la imagen que nos proyecta. Vamos a verlo paso a paso y al detalle.
Para los Harlystas más puristas
La versión 975 del nuevo motor gestado en Milwaukee, el Revolution Max, representa una revolución tan drástica y extensa que se puede decir de la familia Sportster actual que tan solo guarda relación con la línea seguida desde los años cuarenta algunos rasgos de su estética, solo algunos, la posición de conducción y el emblema de la marca. Podíamos decir que eso es lo que les queda a los harlystas de pro. Tanto es así que ahora el nuevo bicilíndrico, con la distribución completa montada en sus culatas y su refrigeración líquida, representa incluso un componente vital del nuevo chasis autoportante.
La Posición de la Nightster 975
La describimos desde abajo hasta arriba. Los pies quedan colocados en una posición un tanto adelantada, pero sin llegar al punto que correspondería a una cruisser pura y digamos que por delante del de una naked neoclásica.
El trasero se aposenta muy abajo, a 705 mm del suelo, sobre un asiento al más puro estilo custom, esto es: cóncavo en su forma como una cocha y amplio, sobre todo atrás, como un sofá.
Finalmente, el manillar entra como el tercer elemento del triángulo, un tanto singular que forma esta cerda para componer su posición de conducción. Este se sitúa a una altura claramente cruisser, pero con una distancia al asiento que esulta llamativa, quedando tan retirado que al girar a tope en el garaje, servidor tiene que forzar, echando todo el tronco hacia adelante para alcanzar el puño más alejado. Eso contando con 1,91 m de estatura.
En cualquier caso, la línea descendente, a lo pastor alemán, que dibuja la estética de esta cerda marca igualmente un tributo a la plasticidad del modelo, controvertido hasta la polémica creada por los defensores a ultranza de la línea clásica de la marca. Y para ir a juego con esa postura que hemos definido, nada como equiparse con alguna de estas chaquetas.
Revolution Max 975T
El nuevo propulsor gestado en Milwaukee guarda en relación con el tradicional de toda la vida de Dios su concepción bicilíndrica y su arquitectura en uve a 60º. Nada más. Pasemos a ver, por tanto, el resto de sus novedosas características.
¿Una Harley que no vibra?
Bueno. Tampoco es que llegue a ese extremo, pero sí es cierto que el profundo trabajo realizado en el cigüeñal y en las culatas ha reducido este fenómeno, que antes podía hacerte caer los empastes mientras esperabas en un semáforo. Ahora, este 975 se deja notar únicamente para percibir lo que siempre decimos: Una moto viva.
La Patada
Ya probamos este Revolution Max en su versión 1200, tanto montado sobre la fabulosa Pan America como en la sorprendente Sportster S. Este formato más recatado de 975 cc conserva el mismo feel, esa sensación de poder, tan apreciada en una Harley hasta el punto de representar uno de los tres pilares de su esencia. Se deja sentir desde el mismo ralentí, mientras soltamos progresivamente el embrague. La diferencia con el antiguo 883, por ejemplo, es que en la actualidad esa patada de la arrancada continúa presente en el régimen medio del motor, empujando y empujando hasta el miso corte, dejándote con una cara escéptica cuando consultas después la ficha técnica y ves tan solo 90 CV a 7.500 rpm, con un par máximo de 95 Nm a 5.750 rpm.
Lo cierto es que con su imagen custom, la aceleración de esta Nightster te sorprende como si te echara los pelos para atrás.
¿Dónde está el Sound?
La norma Euro5 ha implantado su ley inapelable en la familia básica de Harley. Los modelos grandes de Milwaukee van sobreviviendo a base de hacer crecer y crecer sus motores para mantener las mismas prestaciones dentro de esa normativa, alcanzando a día de hoy a las 117” cúbicas. Veremos hasta qué cilindrada llegan a crecer.
En cambio, para la familia Sportster no les ha quedado otro remedio que abandonar el motor tradicional, el mencionado 883, que según muchos puristas emitía el genuino sonido Harley, el que mejor representaba la banda sonora de la marca.
Ahora, simplemente con pulsar el arranque del nuevo Revolution Max, la decepción ya aparece al ralentí para los que se abran unas expectativas de otros tiempos, no digamos ya para los amantes de los escapes con colas abiertas y demás efectos sonoros. Lo que nos llega al oído esperando a que se abra la puerta automática del garaje es un rumor de tricotosa silenciada, signo, por otra parte, de una depurada finura en el funcionamiento del motor.
Pero cuando abres el gas, sobre todo si lo haces con decisión, el murmullo de este Revolution experimenta un interesante cambio. Entonces emerge un bramido grave, realmente sonoro, que tal vez pueda recordar al legendario sound Harley, o tal vez no, pero que en cualquier caso resulta realmente excitante.
Haciendo curvas
La llanta delantera de 19”, con su estrecha goma de tan solo 100 mm, no implica, ni mucho menos, la supuesta torpeza que se le puda atribuir al observarla en parado. Bien es cierto que a la hora de meter esta Nightster en la curva, no resulta lo intuitiva que puede mostrarse cualquier moto de este tamaño fuera del mundo custom, pero nos responde con naturalidad. Y si queremos girarla de forma rápida y contundente, por ejemplo, a la hora de negociar un ángulo cerrado en nuestra carretera favorita, bastará con presionar la estribera interior, y esta cerda se tirará de cabeza a por el viraje.
Después, en el paso por curva, el aplomo que muestra es sobresaliente, incluso a alta velocidad. La Nightster 975 traza con la precisión de un tiralíneas, y esa consistente sensación de apoyo en un pilar sólo se ve alterada si el firme presenta algunas ondulaciones. En esas circunstancias, el escaso recorrido del doble amortiguador (76 mm) es muy fácil que se consuma, haciendo tope, y más aun llevando a un motorista de 105 kilos encima como servidor. Es un tributo que se cobra la estética del conjunto, con esa línea descendente hacia su llanta trasera de 16”. En cualquier caso, la moto no pierde ni la cara ni un centímetro de la línea por la que la guiamos y ni mucho menos compromete la estabilidad, más allá del desagradable meneo que sacude en el momento de hacer tope.
Cuando encaramos el final del viraje, esa patada del Revolution Max “pequeño” te saca de la curva, levantando los 221 kilos del conjunto en orden de marcha (211 en seco) como si fuera una pluma, a golpe de pistón.
Por otro lado, el ángulo de inclinación, siempre limitado en cualquier modelo custom, en esta cerda se encuentra por encima de la media. Roza con cierta facilidad, te lo compro, si se compara con cualquier moto del universo de las dos ruedas, pero para el tipo de conducción que propone su postura es más que suficiente, y si nos vemos próximos a rozar la estribera, basta con bascular ligeramente el tronco hacia el interior para levantarla un par de centímetros que resultarán más que suficientes.
La Electrónica
Perfila y matiza el tacto del Revolution Max, dándole ese carácter contundente cuando abrimos gas a saco, lo mismo que esa precisión milimétrica de la tracción, cuando maniobramos en el garaje.
Ambas piñas, sobre todo la izquierda, parecen requerir de un curso expreso para manejar con soltura todas las funciones que ofrece. Pero seguro que cuando sea tu moto, te bastará con unas pocas salidas para dominar su manejo.
Las variantes electrónicas incluyen tres modos de conducción, que en esta Nightster se diferencian claramente al tacto, y no como en otro modelos en las que cuesta distinguirlos sin consultar la pantalla.
En el modo Sport, la respuesta, como ya hemos apuntado, sorprende por su contundencia. Solo sorprende, porque tampoco asusta, gracias a esa dosificación del empuje tan precisa, que también hemos señalado.
El modo carretera resulta muy válido tanto para ir cogiendo el tacto a esta cerda como para rodar al más puro estilo custom, y por último el modo lluvia, para sentirte más tranquilo en esas condiciones, si bien es verdad que la nobleza de esta moto te permite deleitarte con el paisaje a ese tópico ritmo de cuenta pinos, incluso en el modo Sport. Un detalle interesante es que basta con una leve pulsación sobre el botón de ignición para que la electrónica haga sus procesos, y el motor de arranque dé las vueltas necesarias tanto si está muy frío como si acabas de parar en la gasolinera.
Después cuenta con posibles añadidos como el control de crucero, el de tracción, la conexión inalámbrica del teléfono, la llave de proximidad… El reloj-pantalla, que representa el no sé cuál tributo a la estética (ya he perdido la cuenta), muestra en su espacio minimalista toda la información esencial para el viaje.
¿Dónde está el depósito?
No tenía ni una sola noción previa de esta Nightster 975, cuando fui a recogerla, y siguiendo mi método particular, fui a llenarla en cuanto vi una gasolinera, estuviera como estuviera el tanque, para empezar a controlar el consumo. Y ahí aparecen de nuevo los problemas para quien va por el mundo, a veces, solo a veces, con orejeras y a salto de mata. Por fortuna vi al operario que me entregó esta unidad de prensa tomar la llave física, unida a la de proximidad, de una cerradura instalada en el costado izquierdo. La busqué, metí la llave, la giré et voilá: el asiento se levantó lateralmente impulsado por un resorte. Y ahí pude encontrar el tapón para el repostaje.
El espacio que queda debajo de lo que sería un depósito más convencional está ocupado por la caja del filtro de admisión.
Una transmisión de goma
Como en algunos modelos gestados en Milwaukee, en esta Nightster han optado por la correa dentada para la potencia salida del motor hasta la rueda. Desde siempre y hasta hoy día, la cadena ha sido el sistema más directo, el que menos pérdidas de potencia ha registrado entre la del piñón de salida del motor y la que la rueda aplica al suelo. Bien. Lo que nos cabe decir en este sentido es que el feliz propietario de esta Nightster 975 no va a echar de menos esa posible pérdida a la hora de sentir la patada que pone en acción su Revolution Max. Por otro lado podrá beneficiarse de las ventajas que ofrece la correa dentada, tales como la despreocupación por el mantenimiento en forma de engrase o revisión de la tensión, y tan sólo estar pendiente de su cambio en la revisión correspondiente.
Quedarse sin gasolina
El consumo de esta 975 resulta bastante racional para sus prestaciones. Sacamos una media de 6,2 litros, que presumimos no se va a ajustar a lo que registrarán la mayoría de los usuarios, ya que le di bastante gusto al puño, disfrutando de la aceleración de esta Nightster prácticamente en cada arrancada.
Es fácil calcular que con una conducción algo más racional, y sobre todo con una adaptada a los ritmos custom más acostumbrados, se puede bajar el registro hasta los 5,5 litros a los cien, o menos incluso.
La autonomía se nos queda por tanto al filo de los 200 km, o incluso menos. Para ello, el depósito ofrece una reserva bastante conservadora que manda su aviso al reloj cuando hemos consumido poco más de la mitad de la capacidad.
No obstante no hay que fiarse y hacer el pavo, como un servidor, que se confió y no tuvo en cuenta las repetidas aceleraciones aplicadas para grabar el vídeo que acompaña este reportaje, todas ellas con el aviso de la reserva bien visible en el reloj.
Finalmente, me quedé tirado, a mis años, con la que llaman “la avería del tono”. La suerte es que fue enfrente mismo de una estación de servicio, que hoy día ofrecen unas bolsas ultra prácticas para que puedan transportar el combustible en la mano incautos como quien firma.
La Frenada
El único disco flotante de 320 mm, mordido por una pinza monoblock de dos pistores, representa otro tributo más a la estética. A simple vista, puede hacernos pensar que resulta insuficiente para detener por completo el conjunto, más los 105 kg de servidor, en las frenadas más exigentes. Sin embargo no es así, la frenada de esta nueva Nightster, con sus llamativas prestaciones, si se la compara con las anteriores Sportsters, se muestra sobradamente efectiva a la hora de parar totalmente en cualquier circunstancia, con un tacto que nos permite percibir el agarre extremo del neumático. Si contamos con ese tacto en los dedos, además el freno resulta dosificable y fino a la hora de retener la moto incluso a paso de desfile.
Qué duda cabe que el freno trasero, con un disco de 260 mm, hace su aporte a detener todo el conjunto con unas dimensiones tan llamativas para actuar sobre la rueda de atrás.
El Pasajero
El asiento para nuestro acompañante representa un extra que venía incluido en la unidad cedida por Harley para este reportaje. Muestra una forma y unas medidas que, otra vez más, guardan la línea y pagan su tributo a la estética. Lo cierto es que en apariencia puede representar un elemento para trasladar ocasionalmente al pasajero, en trayectos muy cortos, casi urbanos en exclusiva. Sin embargo en la práctica ofrece algo más que eso. No mucho más, pero algo así algo más.
La Luz de la Nigshtster
Siempre que sale este apartado a colación, servidor hace el mismo comentario. Ya que uno tiene ya unos años, puedo decir que junto con los neumáticos, el alumbrado es el apartado en el que más se ha avanzando, dentro del mundo de la moto, hasta alcanzar un abismo en la actualidad entre lo que podíamos ver hace 40 o 50 años, hace incluso 20, y ahora. El haz de luz que arroja el faro de esta cerda es realmente prodigioso, dado su discreto diámetro. Me llamó la atención y por ello le hago una reseña aparte.
Los Acabados
Siempre han representado un apartado de distinción a la hora de valorar cualquier Harley. A pesar del aspecto un tanto robótico del motor y del pavonado mate de los escapes, esta Nightster 2023 presenta unos acabados de calidad sobresaliente en la pintura, así como en todos sus metales que muestra sin pintar; llamando la atención, por ejemplo, los remates de las botellas en su horquilla convencional. Lo mismo se aprecia en el tapizado de los asientos y en las gomas tanto de los puños como de las estriberas. Invitamos al lector a que, cuando la tenga a su alcance, pase su mano por las distintas superficies para apreciar mejor este apartado.
Mejorable
En el aspecto funcional, que es el que nos debe ocupar como divulgador de este modelo, más allá de la posible controversia estética que se pueda generar, y más aun de la discutida esencia Harley, lo más reseñable es la recortada eficiencia de los retrovisores.
El enésimo tributo a la estética recorta el panorama que podemos supervisar de nuestra retaguardia, obligándonos a rematar con el rabillo del ojo para estar seguros en una maniobra tan repetida como la del cambio de carril. En su beneficio cuenta una colocación privilegiada, pero su discreta superficie y el espejo, totalmente plano y sin ningún efecto de lente panorámica, limitan, como decimos, el panorama que nos muestran.
Precios
La versión básica cuenta con dos precios base. 16.550 en negro y 16.850 en rojo. A partir de esas cifras, se pueden ir sumando los elementos de la Special, ya mencionados, además de los puños calefactables, más un pequeño catálogo de cuya combinación se puede lograr una cierta personalización de esta Nightster.
La versión empleada en nuestra prueba, y que el lector puede contemplar en todas las fotos de este reportaje es la más cara de la gama. Se trata de la Special. A simple vista resaltan su cúpula y el equipamiento necesario para llevar pasajero. Su peso sube levemente hasta los 219 kilos, y su precio es de 19.350 €.
Opinión sobre Harley Davidson Nightster 975
Un modelo de aspecto y concepción custom, con una orientación que coquetea por momentos con el estrecho segmento de las Muscle Bike. Una Sportster de 2023, con una concepción que marca la nueva línea para el futuro inmediato de la familia de acceso de Milwaukee. Una custom, sí, con la que puedes deleitarte en cada paisaje al rimo de cuenta pinos, pero también disfrutar de una conducción con aire deportivo a lo largo de tu carretera de curvas.
Un modelo que puede satisfacer a muchos motoristas mantenidos hasta ahora al margen del mundo Harley por unas prestaciones ancladas en los años cuarenta, cuando nació la familia Sportster.
Pruebas relacionadas
Harley Davidson Sportster Roadster
Preguntas Frecuentes
¿A cuánto corre la Harley Davidson Nightster 975?
La posición de conducción, con una colocación del cuerpo nada aerodinámica, frena muchísimo las posibilidades de esta Harley. De esa forma, su máxima se queda en torno a los 170 por hora.
¿Cómo va en ciudad la Harley Davidson Nightster 975?
No puede ser la mejor moto urbana, evidentemente, por su longitud, su postura de conducción y su propia filosofía, por así decirlo. Sin embargo la bajísima altura del asiento facilita el movimiento dentro del tráfico más denso.