No mires la marca, no mires la báscula, no mires su corpulencia en parado. No la mires, y simplemente condúcela.
Verás y sentirás entonces cómo esta Pan America ofrece unas sensaciones ignotas, completamente al extremo de los roles que ha manejado Harley hasta ahora. Aquí, el feel, el sound y el look, fundamentales en todos los modelos de la marca, no tienen, ni de lejos, el mismo sentido.
Los 229 kilos declarados, no son demasiados, hablando de una auténtica maxitrail; aun así parecen adelgazar en cuanto te mueves sobre ella, y la balanceas en marcha. Sencillamente su apariencia hercúlea se traduce en una asombrosa facilidad de conducción.
Éstas son las premisas que nos presenta la audaz incursión que la marca de Milwaukee ha llevado a cabo para irrumpir en un segmento sobre el que no tenía ninguna referencia propia.
La Posición de la Pan America
Si piensas en una colocación sobre una moto, de manera que te deje el cuerpo en una posición de control total, no busques más, la de esta Harley es la referencia.
Las manos se posan de una forma tan natural como relajada sobre los puños, dejando los brazos en una postura confortable, sí, pero presta para el control ante la más mínima señal de atención. El tronco en vertical, descansando todo su peso directamente sobre las posaderas, sin que ni un solo kilo se soporte sobre nuestra franja lumbar. Es esa posición del tronco que definimos en nuestro artículo sobre la comodidad de unas y otras motos, y en el que describíamos cómo una trail abre su abanico de uso a tres posiciones:
La vertical de control, para ciudad, por ejemplo; la más deportiva, inclinado hacia adelante, y la más touring, al estilo de una GT o incluso de una custom, dejando el tronco descansando hacia atrás, colgado de los brazos, para las travesías más largas y monótonas.
En cuanto a las estriberas, se sitúan para que los pies se posen dejando las piernas en una postura realmente cómoda, con un discreto ángulo de repliegue. Además se anclan sobre el chasis a una altura suficiente para hacer ciertamente extremo su roce sobre el asfalto en alguna inclinada, y al mismo tiempo bajan respecto a la línea transversal del manillar lo suficiente como para hacer de lo más natural la conducción puestos en pie.
El Motor de la Pan America
Un elemento en el que más que en ningún otro debes desterrar el concepto que puedas tener formado hasta ahora de lo que es una Harley. Déjalo completamente al margen.
Sólo arrancar, con un brevísimo toque sobre el pulsador, ya percibes que es otra cosa. Con un suave traqueteo, amordazado por la severidad de la Euro5, escuchas también la nota aguda, pero en un tono leve, de la sirena eléctrica que controla la inyección.
Metes primera, y al soltar el embrague, los 1.252 cc empujan con un poder que llega, nada menos, que hasta los 128 Nm. Desde luego es un empuje pleno, que además sube de vueltas sin la más mínima pereza, con una entrega ascendente, totalmente regular, que podrás graduar a tu gusto, incluso en el modo de conducción “Sport”, el más agresivo de los 5 programados por Harley.
Al final, los 150 CV a 8.750 rpm son de verdad. Incluso cuando la Pan America termina de sacar todo su mal genio, arriba, parece salir algono más. Eso nos llevará a partir de la tercera marcha a velocidades que sólo quedarán fuera del delito en la autobahn alemana; porque si quieres, esta Harley corre, corre mucho.
En cuanto a las vibraciones, desde luego no tienen nada que ver con las de cualquier Harley, a pesar de que estamos hablando de un bicilíndrico muy grande, propio de la categoría maxitrail en la que milita. Y al hablar de su consumo, también resultó bastante contenido, con una cifra media de 5,4, tras una prueba que ha recorrido todo tipo de trazados, aunque siempre a un ritmo notablemente vivo.
La Pan America en curva
Este es uno de los dos apartados en los que hay que dejar al margen el prejuicio que nos pueda crear su corpulencia, al contemplarla en parado, o el registro de los 229 kilos que desplaza en seco, si se nos ha ocurrido mirar antes la ficha técnica.
Lo vamos a percibir en el propio garaje. Y cuando lleguemos a la primera rotonda, el giro para la entrada nos saldrá siquiera con un gesto, sólo con desearlo. Efectivamente, enseguida percibirás que esta Pan America es una moto muy, muy intuitiva: Se acopla contigo al instante, como un guante de látex, y sincroniza con tus movimientos al milímetro. De esta forma puedes bascular el cuerpo varias veces, más arriba o más abajo, dentro de la misma curva sin variar ni un ápice tu trayectoria.
En la versión Special, por si fuera poco, el telemétrico liliputiense que la electrónica coloca dentro ajusta su tarado a cada centímetro del relieve que vamos pisando, con lo que la moto no se descompondrá, yendo inclinada, aun pasando por encima de los badenes y pequeñas depresiones que puedan mostrar las carreteras más perdidas, por las que te puedes internar con esta magnífica maxitrail.
Con ello, el aplomo siempre nos resultará soberbio, y de la sensación de confianza, ¡qué decir!, sencillamente plena. A la hora de levantar la moto, saliendo del viraje, todo son igualmente facilidades, pero, por si fuera poco, el empuje ciclópeo del motor nos catapulta directamente a por la próxima curva.
Ni que decir tiene que los cambios de dirección se ejecutan al instante, con un simple guiño de nuestra voluntad; y negociar una serie de eses enlazadas resultará de lo más divertido, con la moto perfectamente aplomada, tanto si llevamos tracción como si entramos a una tras otra curva en bajada pronunciada, con el motor reteniendo e incluso con el freno tirado.
A esta sensación de aplomo en cualquier situación, contribuye, y de qué manera, el excelente agarre de los Michelin Scorcher Adventure, con el nombre Harley Davidson grabado en su flanco, y tecnología 2CT, que mostraron un comportamiento sobresaliente sobre todos los terrenos en los que transcurrió la súper prueba: asfalto variado de ciudad, con su temible pintura incluida, asfalto incierto de carretera terciaria y perdida, con sus franjas de polvo y tierra en las salidas de los caminos, además de un piso mojado en bastante kilómetros, y, por supuesto el excelente asfalto que pavimenta la mayoría de las carreteras que atraviesan la Sierra de Guadarrama.
Lo cierto es que parece que la Pan America es imposible que te pueda poner en algún aprieto, incluso forzándola al máximo.
Solamente la pondremos contra las cuerdas en curvas ultra rápidas, muy por encima del límite de la multa, y sólo será por cuestiones de tipo geométrico. Pero es que, amigo lector, al fin y al cabo estamos hablando de una maxitrail, y no de una naked deportiva.
En el Campo
La posición puestos en pie resulta bastante natural, con un manillar que cambia sustancialmente la situación de los puños, si optamos por regularlo, aflojando sus cuatro tornillos de sujeción, de manera que su posición más baja los coloca atrás.
Cada estribera del conductor ofrece un grueso taco de goma, desmontable como si fueran dos tapones. Esta funcionalidad es vital, como bien conoce el lector, a la hora de hacer cualquier paso de agua, clavando las botas, puestos en pie, sobre el contorno dentado. Y para conducir en cualquier camino esta fantástica maxi trail, podremos calzarnos con cualquiera de las botas que aparecen en este reportaje.
Bien es cierto que las rodillas encuentran cierto resalte en el depósito, en el extremo que empalma con el depósito, a la hora de empujar la moto para girarla, y su efecto no es todo lo anatómico que quisiéramos.
En cuanto a la sincronía que hemos descubierto con cierta sorpresa en el asfalto, mantiene su línea sobre la tierra, haciendo muy natural los movimientos del cuerpo para acoplarse a las irregularidades del terreno.
El motor se muestra igualmente regulable al milímetro en la tracción que nos transmite, con un control que permite ciertos derrapes en el primer modo Off road, mientras que para el segundo deberemos tener un buen tacto a la hora de dosificar cada aceleración, ya que permite que la moto se cruce bastante más, aunque nunca, claro está, como si la condujéramos libre de electrónica.
Las suspensiones absorben muy bien los cortes y subibajas que muestran los caminos, llegando a resultar muy divertida en cuanto la tomas por la mano, sobre todo si tienes un buen nivel off road.
La Frenada
Potente, muy precisa y progresiva, incluso contundente hasta donde el tacto de tu mano lo permita, si es que la situación nos lo exige. Así se comporta el conjunto firmado por Brembo, con pinzas Monoblock M-50 y discos de 320 mm delante, con uno trasero de 280. Controlado por una ABS con software refinado, que también regula la IMU con la inclinación, equipa además una frenada combinada y la proverbial asistencia del ABS en curva.
La horquilla firmada por Showa, con su control electrónico en la versión Special, también absorbe muy bien toda la inercia de las frenadas más exigentes, sin hundirse como un chicle, tal y como podríamos insinuar, después de haber comprobado su efectividad en el campo, pasando por encima de las irregularidades del terreno, y también de algunas piedras.
Electrónica
Representa un auténtico bazar pakistaní. Una plataforma, una IMU de 6 direcciones, controla el extenso y variado software que comprende este apartado. Cinco modos de conducción diseñados por Harley: dos para asfalto seco, uno para mojado y dos para tierra representan el muestrario que ofrece la versión Standard de la Pan America, más dos personales, programables, disponibles en la versión Special. Lo cierto es que la diferencia entre un modo y otro tiene un efecto casi de placebo, con su carga sicológica, en cuanto a la entrega de potencia, dada la docilidad del motor.
Es cierto que se aprecia diferencia entre unos y otros, ¡faltaría más!, pero su efecto sobre la soberbia consistencia que ofrece este modelo en marcha, casi resulta imperceptible. En cuanto al control de tracción, lógicamente, se muestra más severo en el modo “lluvia”, interviniendo ante el más mínimo amago, no ya de deslizamiento, sino de bajada en el grado de adherencia.
Aparte, ya hemos mencionado el ABS en curva, una vez más y no nos cansaremos de repetirlo, que representa un auténtico salvavidas en cualquier moto de hoy día.
Como complementos, el asistente en cuesta, un sistema de altura adaptativo, los faros cuneteros (en la versión Special), que se encienden por debajo de un punto de inclinación, y la iluminación cambiante de la pantalla TFT, que con sus 6,8”, lo controla todo.
En la Autopista
Una moto confortable como pocas a la hora de afrontar el tedio que la autovía representa para la inmensa mayoría de los motoristas. En realidad, para todos.
Protección
La pantalla transparente, presidiendo la carrocería, es sin duda el elemento más efectivo en este aspecto. Con su regulación manual en dos posiciones, una más vertical y elevada, y la otra inclinada y más penetrante, es tan amplia que cubre prácticamente todo el tronco de un sujeto de 1,91m y 102 kilos, como quien firma, dejando tan sólo expuestos los extremos de los hombros, lanzando el viento por arriba para que choque con el centro del casco, en el caso del mismo individuo.
En cuanto a los protectores para las manos, muestran una extensión y una resistencia minimalista a los impactos que se reciben con cierta facilidad en la conducción off road, y cubren los dedos, dejando una parte expuesta del dorso de la mano.
Por lo demás, las piernas, concretamente las rodillas, quedan recogidas en su mitad interior, mientras que las espinillas quedan tras ambos radiadores, sin percibiéramos que el calor que desprenden impactaran con nuestras piernas.
Complementos de autopista
El control de crucero no sólo hará más llevaderos los tramos de este medio, sino que nos evitará la preocupación de vigilar nuestra velocidad a la hora de pasar delante de radares fijos, o sobre evitar el riesgo de encontrarnos con alguno móvil. Y es que con en esta aventurera, por potencia, por suavidad en marcha y por protección es más fácil pasarse del límite que aclarar la voz con un carraspeo.
Puños calefactables
Graduables en tres intensidades con un pulsador fijado sobre la piña izquierda, hacen más soportable nuestro viaje en invierno, resultando prácticamente un elemento obligado en cualquier moto con pretensiones viajeras hoy día.
La Pan American en Ciudad
Su estrechez, dentro de la categoría maxitrail, y su sorprendente facilidad de conducción la convierten en una mil doscientos, y pico, fantástica para ir a trabajar cada día, en medio de la vorágine urbana.
Esta Harley sortea los atascos, cuando parece que va a quedar atrapada, gracias a su recortado radio de giro, propio de la trail más trail.
Aparte de esto, la llanta de 19”, delante, ayuda a superar cualquier bordillo, lo mismo que la absorción de la horquilla, con lo que aparcar debidamente nos resultará sencillo cuando no encontramos espacio sobre la calzada. Un estacionamiento que se hace todavía más fácil extendiendo la pata de cabra, con su solapa colocada muy a mano, en realidad a pie, en una posición inusualmente adelantada.
Complementos
Son innumerables en un modelo con las prestaciones que hemos definido, empezando por las maletas (extra) al estilo aventurero, de las que no pudimos disponer en la prueba.
El pasajero en la Pan American
El espacio reservado para el acompañante es francamente generoso, y ofreciendo un acondicionamiento de verdadero lujo, basado en un asiento que ofrece el mullido justo, ni blando a la larga ni duro a la corta.
Las estriberas posteriores quedan colocadas a una altura ideal para ofrecer una postura confortable de las piernas durante las interminables travesías que es capaz de llevar a cabo esta gran trail. Cuentan, además, con el relleno de goma suficiente para aislar de las vibraciones benignas que genera el 1250. Además, sobre el subchasis, se anclan dos prácticas asas, que se extienden a lo largo de ambos costados.
Por si todo esto no fuera poco, el asiento del acompañante se eleva llamativa por encima del que corresponde al conductor, con lo que el pasajero, además, podrá disfrutar mejor del panorama que se extiende en delante del manillar de esta Pan America.
Los Retrovisores
Dado su formato y su privilegiada situación sobre nuestro físico, ofrecen una visión panorámica de nuestra retaguardia de las más extensas que puedes encontrar en el mercado. Su estética, aunque se ve en armonía con el conjunto, puede ser discutible según el gusto de cada cual, sin embargo su efectividad no es cuestionable.
Las Luces
El haz que proyecta el grupo delantero es, simplemente, soberbio, un auténtico lujo que, para describirlo de un golpe, diremos que es simplemente la luz de un coche actual. No hay que decir más tanto para la luz de cruce, amplia e intensa, como para la de carretera, larga y profunda.
En cuanto al resto de la señalización luminosa, incluyendo la luz diurna, cumple sobradamente con el objetivo de que seamos bien visto desde cualquier perspectiva y en cualquier circunstancia.
Conectividad
Es otro de sus valores importantes, pudiendo navegar a través de una app gratuita. Por supuesto, una toma USB, que se sitúa de forma discreta en un costado de la pantalla TFT, alimenta el considerable consumo de esa navegación.
Mejorable
Resulta francamente difícil encontrar algún defecto en una moto tan sofisticada y cuidada al detalle. Tan to es así que, ciertamente, no lo hemos encontrado como tal, y tan sólo una serie de pequeños detalles para mejorar únicamente al nivel de matiz.
El cambio
Su funcionamiento se muestra preciso, desde luego, y sin la más mínima holgura. Únicamente resulta un tanto duro, al hablar de en un modelo tan afinado y de cara a la reñida competencia con la que se enfrenta.
El embrague
También suave y preciso en caliente, sin embargo en el primer momento, en frío, deja escapar a mitad de su recorrido en sólo un par de milímetros parte del primer impulso con el que sale en marcha esta Harley. Bien es verdad que sólo es para tenerlo presente a la hora de salir del garaje. Después, en la calle, te olvidas.
La Hora
El cable del embrague pasa justo delante del rincón de la pantalla TFT sobre el que se muestra la hora.
El caballete central (accesorio)
La moto queda aposentada sobre él de forma sólida, completamente estable. Es sólo que a la hora de elevar la Pan America, hay que hacer un fuerza considerable, incluso cargando todo el peso sobre el pedal, que es como se debe de hacer siempre para que cueste el menor trabajo posible.
Precios de la Pan America
La versión Standard se vende a un precio de 18.100 €.
Y la Special, que protagonizó nuestra prueba, cuesta 20.800 €.
Opinión sobre la Pan America
Una maxitrail polivalente, en el sentido más amplio de la palabra, que entra en competencia directa con todos aquellos modelos -unos cuantos del mercado- que van en busca de esa utopía: el concepto de “La Máquina Total”. O también, si se quiera, en busca de la moto para la aventura de nuestra vida, preparada para la Gran Travesía. Pero mientras llega ese día, la Pan America nos trasladará hasta el lugar de nuestro trabajo de forma cotidiana, en cualquier época del año, con una soltura propia de otras motos más pequeñas.
Nos valdrá igualmente, como pocos modelos, para esa salida dominical, en compañía de los amigos, curveando por las carreteras de nuestra montaña favorita, o recortando el litoral más próximo, dejando al lado playas y rocas, o perfilando los acantilados más vertiginosos.
Un modelo fantástico para viajar acompañados, hasta el Cabo Norte, si hace falta, con el confort de una categoría GT y la versatilidad correspondiente a una verdadera trail.
¿Es muy alta la Harley Davidson Pan America?
La altura del asiento se sitúa a 890 mm, pero ya hemos comentado que Harley ofrece como extra un sistema de altura adaptativa, que baja la moto considerablemente en parado, o a velocidad de peatón, y vuelve a tomar su dimensión natural cuando aceleramos.
¿Cuánto cabe en el depósito de la la Harley Davidson Pan America?
21,2 litros, con una reserva de 3.