Un modelo de culto, un pilar sobre el que se aposenta la propia leyenda acuñada por Harley, que esta vez nos llega en una versión, la Special, desmarcada en cierta medida de los cánones ancestrales más barrocos; y es que sus líneas y sus contrastes futuristas parecen inspirados en la fantasía de unos tiempos pretéritos. No en vano, su llave de proximidad o su control de tracción apuntan hacia la vanguardia, mientras que la base de su imponente motor exhibe con orgullo 114” construidas con una arquitectura casi decimonónica.
Veamos ahora cómo se comporta, qué es lo que ofrece y sobre todo qué es lo que transmite y cómo se siente esta gran Harley de 2020.
El Look
Se puede decir, qué duda cabe, que esta versión Special de la Road King proyecta una imagen vintage o incluso delata una esencia retro, si se quiere. Igualmente se puede afirmar que muestra un aspecto neoclásico, con el contraste que brindan sus llantas de aleación en el resto del conjunto. Pero más allá de eso, la Road King Special trasmite tras su manillar la sensación de “una moto antigua”, en la que la invitación a dejar volar tu fantasía, sin cortapisas, te puede llevar a sentirte el mismísimo Lee Marvin, liderando la banda rival de Brando en tu versión particular de “Salvaje”, la icónica película que llevó a tantos y tantos motoristas de antaño a la aventura de lanzarse a rodar sin rumbo ni destino.
Una moto sin agenda
Sí, esta Road King Special es de esas criaturas custom que te invitan a salir de casa sin horario y apenas con el esbozo de un itinerario dentro de tu cabeza, en el que cada pueblo, cada rincón, puede representar una parada para disfrutar de una sensación nómada, por efímera y cercana que nos resulte.
Perderte en la carretera, vagar por la ruta, es una querencia natural que este modelo lleva grabado en su genética.
Y es que la sensación del paisaje desfilando por nuestros flancos, con los brazos en posición horizontal, presenta a la Rad King Special como una butaca de platea para que cada entorno natural, o cada escenario urbanístico, nos traspase el cuerpo con una intensidad imposible de percibir desde otro medio, o incluso caminando. Una sensación que difícilmente pueden recrear otras motos.
La posición en la Road King Special
Podemos decir que los pies se posan sobre la amplitud de las plataformas algún centímetro, sólo alguno, por detrás de lo que sería la línea cruisser pura. El manillar sube las manos y nos coloca los brazos justo un peldaño por debajo de una altura cuelgamonos; con ello, el tronco queda prácticamente vertical, pendiendo de los dorsales.
El asiento es un auténtico sofá, colocado muy abajo (695 mm), que acoge nuestras posaderas brindando un confort prémium, con la sensación extra de seguridad que nos transmite llevar la rabadilla apoyada sobre su concavidad.
Esta postura del cuerpo representa todo una disposición para deleitarse contemplando cada paraje que se levanta en los costados de la ruta. No es que la Road King Special se aparte del concepto viajero, no es eso en absoluto, es solo que lo hace a su manera, invitando a la contemplación, y no a la pretensión de tragar millas a destajo.
El Sound de la Road King Special
Las exigencias de las normativas ambientales han llevado a silenciar en gran medida uno de los principales atributos de Harley. Ahora el sonido de Milwaukee se intuye más que escucharse realmente, tanto el bramido que oíamos hasta hace poco girando el puño, como ese característico petardeo, tan excitante, que escapaba con cada retención.
Sin embargo, todo tiene su lado positivo, y por mucho que renieguen los harlystas de pro, con sus razones obvias, esta Road King Special, tan silenciosa, nos ofrece un encanto particular, inédito hasta ahora. O dígame el lector si no lo es surcar sobre una gran Harley, de madrugada, las calles más estrechas de la ciudad, pasando completamente inadvertidos, sin llevar con nosotros ninguna estridencia que escale las fachadas para llamar a las ventanas, importunando el descanso del vecindario. Un encanto particular, desde luego, que nos envuelve al cruzar las plazas y recorrer las avenidas en plena noche, acompañados por una melodía que suena como un susurro grave y gutural.
Ya que las cosas están como están, ¿por qué no sacarle otro partido a la circunstancia?
El Feel
Precisamente como consecuencia de esa normativa tan exigente con las emisiones, Harley se ha visto obligada a subir progresivamente el cubicaje de sus bicilíndricos más grandes, hasta las 114 pulgadas (1.868 cc) actuales. En nuestra publicación, ya probamos este motor, montado en aquel caso sobre la última versión de la última Fat Boy, si bien es verdad que con unas sensaciones y unas prestaciones de muscle bike, que le hacían parecer un propulsor francamente diferente.
El 114 de la Road King Special se siente con el empuje de un grand touring desde el momento en el que sueltas el embrague. Su par motor (163 Nm a 3.000 rpm), algo tan apreciado por los harlystas, se deja notar desde la primera pistonada con la que impulsa el avance, para iniciar una progresión poderosa, que sin duda hará las delicias tanto de los más nómadas como de los más puristas, o de ambos casos a la vez.
Las Vibraciones
Aunque pueda sorprender a más de uno, en este modelo simplemente se intuyen, porque como es obvio están ahí, ya que hablamos de un motor Harley con tamaño ciclópeo. Efectivamente y pesar de ello, se hace francamente difícil apreciarlas hasta el punto de que podemos asegurar que las vibraciones percibidas en esta Road King Special están en el nivel de muchas motos del mercado, con dos cilindros más pequeños, y para algunos casos en un nivel de aislamiento incluso superior.
La Electrónica
El control de tracción interviene con un criterio eminentemente conservador, como no podría ser de otro modo en un modelo de estas características. Para probarlo, seleccionamos el modo “lluvia” y abrimos gas a saco sobre un asfalto completamente seco, de notable calidad. Bien, pues incluso en esas circunstancias, el módulo de la centralita intervino para cortar la tracción en varias secuencias, de una manera tan inesperada que, por un momento, nos hizo pensar en algún fallo de corriente. Nada que ver con la realidad, en una prueba que puede dejar bien tranquilos al harlysta que vaya a seleccionar este modo un suelo mojado real.
En cuanto al modo “seco”, lo seleccionamos para colocarnos sobre una pista de grava. Allí comprobamos, acelerando a fondo, cómo la centralita permite derrapar ligeramente la Road King Special, justo hasta el momento en el que empieza a cruzarse. Diríase que su software se ha seleccionado con el criterio de una trail, algo que no quiere decir, de ningún modo, que el harlysta no pueda acelerar con confianza sobre firmes de adherencia dudosa, ya que lo moto no perderá en ningún momento la trayectoria, ni mucho menos la referencia vertical.
El Consumo
Con una cifra que varía entre los 6 y los 6 litros y medio, la Road King Special saca una provechosa autonomía a los 22,7 litros que tienen cabida en el depósito, con su clásico perfil de lágrima. De esa manera podremos hacer largas tiradas, contemplando el panorama, si preocuparnos del combustible.
Haciendo curvas con la Road King Special
La tarea de girar esta gran Harley, con su masa ciclópea y su llanta delantera de 19”, se realiza de una forma tan natural que no puede albergar su voluptuosa apariencia. Basta con aplicar el simple recurso de pisar la plataforma interior con decisión y la moto se tirará a por la curva con la fidelidad de un perro bien adiestrado. Se trata de una ventaja con la que cuenta el mundo custom frente al resto de las motos, al poder aplicar una fuerza sobre un punto tan abierto y adelantado con la plataforma, consiguiendo un efecto semejante al que buscan los pilotos de MotoGP en las curvas de giro más comprometido.
De otra parte, Road King Special se presenta como una moto cómoda por encima de todo, y pretender por tanto una estabilidad de tabla en el paso inclinado, a buena velocidad, sobre una serie de badenes es lo mismo que dice la parábola, esto es: hacer pasar un camello por el ojo de una aguja.
Sin embargo e incluso muy por encima de esos ritmos de cuentapinos a los que nos invita esta Road King Special, su parte ciclo se muestra bastante más sólida de lo que cabría esperar cuando negociamos una serie de eses enlazadas, mostrando el conjunto la suficiente compacidad como para ejecutar cada cambio de dirección sin que la moto transmita, en absoluto, la sensación de que vaya a descomponerse. Un buen compromiso, por tanto, entre ese confort supremo y una estabilidad más que suficiente, sin comprometer lo más mínimo la conducción.
Moviendo la Road King Special en parado
Donde sí resulta un tanto comprometida esta grand touring es a la hora de mover sus 351 kg en parado. Apoyándonos en nuestros pies, más vale que el suelo del garaje sea lo suficientemente rugoso y no muestre la lisura de una baldosa pulida, porque, en de ser así, la Road King Special no va a perdonar con facilidad un resbalón de nuestro zapato.
Por otro lado, este modelo tiene un punto a medio giro del manillar, en el que, tanto hacia adelante como hacia atrás, la moto tiende a vencerse hacia el interior, y debemos de estar bastante atentos para contrarrestar la tendencia, que también comprobamos cómo se produce igualmente en nuestra prueba de la Ultra Limited. En cualquier caso, si llegara a vencerse esta Road King Special, sus barras antivuelco se apoyarán sobre el suelo, poniendo en salvaguarda toda la moto, incluidos escapes y maletas.
La Frenada
Una tarea que queda encomendada en el tren delantero a dos discos de 300 mm, que muerden sendas pinzas de cuatro pistones. Este conjunto consigue una frenada suficiente para detener el peso pesado de la Road King Special, con la horquilla telescópica absorbiendo de forma digna toda la inercia de la desacelaración.
Además ofrece en la maneta un tacto suficientemente progresivo, que a poco rodaje que hagamos sobre ella, conseguiremos unas buenas frenadas sin que llegue a intervenir el ABS, incluso en mojado.
Mención aparte merece el silent block sobre el que va montado el manillar, ya que la primera vez en la que apretemos la maneta de forma brusca, frenando de una manera tan seca como tosca, nos llevaremos una sorpresa poco agradable al sentir como si el tren delantero de la Road King Special cediera o se doblase. Algo, en cualquier caso, que no pasa más allá de resultar una sensación y que no compromete para nada la estabilidad del conjunto.
Freno trasero
Con un disco atrás, igualmente de 300 mm, y también con una pinza de cuatro pistones, la Road King Special es una de las pocas motos del mercado en las que su tren trasero frena de verdad, con una notable efectividad.
Lo cierto es que al pisar el pedal, la frenada total se completa hasta parar los 351, más sus llenos y más su motorista, o su motorista y su equipaje, de una forma contundente.
El ABS de Harley
¡Cuánto ha evolucionado en este apartado las motos de Milwaukee! Aún recuerda un servidor cómo se las vio y se las deseó hace años para no acabar subido al jardín de una rotonda, cuando el software de aquel ABS primitivo dejaba las pinzas abiertas durante largos espacios de tiempo sobre un asfalto rizado, mientras el bordillo se echaba encima. Terminó por engañarle provocando repetidas pulsaciones sobre la maneta para lograr detener a tiempo aquella pesada Harley.
El ABS de la nueva Road King Special es otra historia completamente diferente. Mantiene la presión, con muy buen criterio, justo hasta el momento en el que el neumático está a punto de gritar su desgarro sobre el asfalto. De esta manera, apura la retención al máximo, aprovechando todo el potencial del equipo de frenos.
El pasajero en la Road King Special
El asiento destinado a nuestro acompañante resulta más mullido y confortable de lo que aparenta, entrando en conjunción con la comodidad general que ofrece esta Road King. Sin embargo deberá de viajar muy unido a nosotros, agarrándose, debido al plano descendente que muestra y que desplazará hacia atrás a nuestro paquete, a la primera insinuación que hagamos sobre el acelerador, por ejemplo para incorporarnos a una vía rápida.
Complementos de la Road King Special
Este modelo viene completado con elementos ya conocidos en la gama Harley, como por ejemplo el original detalle de integrar el indicador de gasolina en el falso tapón situado en el lado izquierdo del depósito. También la llave de proximidad, con su particular sistema de seguridad y de alarma, así como el control de crucero. Pero hay más.
Retrovisores
Son los clásicos y originales de Harley, con su peculiar forma y tamaño, que si no hemos graduado convenientemente, tropezarán con nuestros nudillos al tirar de cualquiera de las dos manetas. En el caso de la Road King Special, ofrecen gracias a su estratégica situación, una excelente visión, casi panorámica, de lo que acontece en nuestra retaguardia.
Pulsadores e indicaciones
Ambas piñas abrazadas al manillar muestran una botonera de alta calidad y precisión, como ya es habitual en la marca; ofreciendo un pulsador en cada lado para ambos intermitentes, quedando una vez más al margen de la homologación universal que monta un único conmutador en la izquierda.
El gran reloj, colocado de forma retro sobre el mismo centro del depósito, ofrece una información suficiente para el viaje, con el complemento del display de lectura variable, situado justo debajo de él.
Las Maletas
Son las clásicas de Harley, con su peculiar sistema de cierre y su llave cilíndrica, que ofrecen una estanca seguridad en marcha. Sus formas, como puede entender el lector, pagan un obligado tributo a la estética del conjunto, protagonizando buena parte de ella, pero sacrificando sus volúmenes para acoplar nuestro equipaje en un formato alargado y estrecho, haciendo imposible, claro está, guardar algo tan fundamental como un casco.
Si bien es verdad que bien aprovechado, la cabida de estas dos maletas da mucho más de sí que lo que nos lleva a pesar desde fuera su imagen en sintonía con toda la moto.
Mejorable en la Road King Special
Si para consultar el gran reloj, o su display inferior, nos podemos arreglar manteniendo cierta parte de la atención sobre nuestro frente, aunque tengamos que apuntar la mirada hacia abajo, para supervisar los testigos de los indicadores de dirección, deberemos de apartar por completo la vista de la carretera.
Esta mirada a los testigos de flecha se hace más frecuente aun en la Road King Special que en otras motos, ya que debemos de repetir la pulsación para apagar el intermitente, y este gesto no nos cerciora siempre de que, efectivamente, hayan dejado de lucir.
¿Cuanto cuesta este modelo?
29.800 euros.
No nos corresponde a nosotros juzgar si es mucho, o no demasiado, algo tan subjetivo y personal. ¿Cuál es el precio de una obra de arte? Pues aquel que el coleccionista o el marchante esté dispuesto a pagar por ella.
Tal vez en esa línea, se entienda mejor los casi treinta mil que cuesta esta criatura de Milwaukee tan carismática.
Nuestra opinión sobre la Road King Special
Para el diseño de esta versión Special que Harley ha hecho de su emblemática Road King, diríase que ha contratado a un dibujante de comics futuristas de los años cincuenta, logrando una moto que invita a dejar volar nuestra fantasía con el impulso de nuestra pasión más arrebatada por el mundo de la moto.
Una moto única para viajar soñando, o para soñar con ese viaje a ninguna parte que casi todos los motoristas anhelamos, ese viaje en el que tan solo el devenir trashumante marca la pauta.
Bonitos cambios..