Harley ha ido adaptándose con un notable esfuerzo a estos tiempos de restricciones, que tantas dificultades ha ido presentando para su supervivencia. Hasta ahora ha ido aumentando y aumentando sus cubicajes, hasta alcanzar los volúmenes ciclópeos actuales; pero, por otro lado, ha tomado la línea de la innovación radical, proponiendo modelos como esta Sportster S, tan personalísima, que traemos hoy hasta nuestras páginas.
La Sportster S
Es un modelo con líneas y corazón Macho bike, haciendo una musculosa puesta en escena, y desarrollando una aceleración contundente, para crear fuertes sensaciones en quien la conduzca.
Una moto absolutamente compacta, con un tacto muy deportivo, que no hace presagiar, al menos del todo, su aspecto eminentemente custom.
La Posición
Si tomamos como referencia la postura cruisser del mundo custom, la posición de conducción en la que esta Sportster S deja nuestro cuerpo es ésa misma, prácticamente, salvo los pies, que quedan algo más retrasados, sin llegar, en absoluto a la situación de una Sportster clásica.
De esta manera, nos podremos parapetar bien en la posición de conducción, preparándonos para las aceleraciones que ofrece el nuevo bicilíndrico que monta, con el trasero sujeto en el colín monoplaza y los pies apoyados delante a la contra; más aun, calzando unas buenas botas para motorista, como las que muestra este artículo.
El Motor
El llamado por Harley “Revolution Max 1250T” acapara nuestra mirada en el mismo centro de la moto. Ya conocido en la prueba de la Pan America, se ve perfilado para propulsar esta Muscle Bike, con una entrega suavísima, desde el mismo ralentí.
Arranca con una leve insinuación del pulsador, para desarrollar una aceleración repleta, como corresponde a su categoría, la Sportster S empuja de una forma progresiva (127 Nm a 6.000 rpm) hasta entregar a 7.500 unos 122 CV, que se antojan pocos, con la intensa sensación que nos deja el cuerpo, si alcanzamos el corte.
En cuanto a las vibraciones, resaltar que son completamente benignas, teniendo en cuenta las dimensiones (1.252 cc) del bicilíndrico; y únicamente nos van a transmitir el pulso de un ser vivo que palpita debajo de nosotros.
La Sportster S en curva
El roscón de Reyes (160 mm) que monta por neumático delantero, condiciona a priori la maniobra del giro, en una moto que se muestra muy intuitiva y sorprendentemente ágil, con un centro de gravedad situado en el sótano segundo de la carretera.
Lo cierto es que el efecto giroscópico del balón delantero, evidentemente se deja notar, pero sin exageraciones, a la hora de tirar la Sportster S para internarnos en el viraje.
Sin embargo, con aplicar un par de sencillos recursos para el giro, esta Harley irá a por el ápice de la curva como el perro de caza a por la pieza divisada. Las caras, planas y alargadas, que muestra el depósito en sus flancos sirven como un apoyo excelente para que empujemos con la rodilla, con la pierna exterior a la curva, consiguiendo que la Sportster S doble con sólo amagar el gesto.
Por otra parte, podemos hacer fuerza pisando sobre la estribera interior, como ya hemos indicado muchas veces al hablar de la conducción de una custom, consiguiendo el mismo efecto.
Una vez dentro de la curva, el aplomo es absoluto, sea cualquier sea la velocidad de paso y las características de la misma, dejando una altura libre al suelo que nos permitirá tomar inclinaciones tan pronunciadas que van más allá del mundo custom y que se quedan junto a las de cualquier naked neoclásica de hoy día.
El chasis se fragmenta de una forma inédita en tres partes. Delante, la pipa de dirección forma en exclusiva una especie de subchasis. En el bloque central, otra estructura, que también podemos llamar “subchasis”, soporta el motor, que interviene en la rigidez del conjunto. Y atrás, esta Harley monta el subchasis tradicional que vemos en todas las motos.
El resultado es que, en cuanto te pones en marcha, la Sportster S sincroniza contigo de una forma total, sintiéndola entre las piernas como un bloque compacto, que termina formando una auténtica simbiosis con tu físico.
Las Suspensiones
Si busca el confort para la gran ruta, amigo lector, permítame que le recomiende mirar la familia touring de la propia marca. Esta Sportster S no es ni más cómoda ni más dura, simplemente deja a un lado la opción del confort, para tomar una mucho más deportiva y acorde con las prestaciones que es capaz de desarrollar.
Por eso sus suspensiones, de corto, cortísimo recorrido (92 mm delante y 50 mm detrás), dan al conjunto una solidez sobresaliente que redunda en la soberbia sensación de aplomo que transmite la rigidez de este modelo en todo momento.
Por otro lado, la horquilla regulable en los tres parámetros, con unas barras de 43 mm, parece haberse construido sobre dos vigas que no pueden dar jamás la sensación de torsión que cabría esperarse al montar un único disco de freno.
Obviamente, este tacto tan deportivo, tiene su precio en el aspecto del confort; por lo que conviene, por ejemplo, contener la respiración antes de pasar por encima de una banda sonora con resalte prominente, para recordarnos, de algún modo, a las primitivas motos custom de chasis rígido.
Por otro lado, el amortiguador trasero va montado sobre un sistema progresivo de bieletas, con botella de gas separada y regulable en precarga mediante un pomo externo. Ofrece a esta Sportster S un apoyo soberbio, de manera que puedes abrir gas sin contemplaciones, incluso yendo bien inclinado, sin que el conjunto se deforme en lo más mínimo.
La Frenada
Como definimos muchas veces, en este caso, también resulta progresiva, eficaz y contundente, si la situación lo exige. El disco delantero de 320 mm, firmado por Brembo, al igual que la pinza monoblock M-50, se basta y se sobra para detener esta Sportster S, con las imponentes prestaciones que desarrolla.
En cuanto al disco trasero de 255 mm, hace su pequeño aporte a la retención, además de tirar de la moto hacia atrás y hacia abajo para que transite lo más horizontal posible durante esa frenada.
Además de los frenos, el embrague, interviene en las retenciones más exigentes del bicilíndrico, al poner en acción su sistema anti rebote.
Y por si fuera poco, la electrónica también añade la regulación del freno-motor, de manera que cada frenada exigente se desarollo de la forma más suave y progresiva, a pesar de la fuerte compresión (12:1) con la que trabajan las culatas.
Electrónica
Todo se ve supervisado por el reloj digital esférico, que se muestra como pantalla TFT de 4”, en la que su diseñador ha conseguido un verdadero prodigio en la distribución de los datos y en la visibilidad de los mismos.
El control de la moto corre a cargo de una plataforma inercial (IMU) de seis direcciones, que administra el ABS convencional, el ABS en curva según el grado de inclinación, lo mismo que el control de tracción para los tres modos de conducción: Sport, Rain, custom, más el modo personalizable por su futuro propietario.
Detalles de la Sportster S
A pesar de tratarse de un modelo para corto recorrido, presenta detalles propios de una auténtica rutera, como por ejemplo, el control de crucero o los puños calefactables.
La Iluminación
Sencillamente soberbia para el faro rectangular, que ya equipan otros modelos de Milwaukee, y cuya eficacia resulta superlativa en plena noche.
En cuanto a la señalización, también con tecnología led, hace claramente visible nuestra presencia a una buena distancia en cualquier situación.
El doble escape
El volumen de los dos tubos toma gran parte del protagonismo estético, más aun cuando la Sportster S está aparcada, exponiendo inclinado todo su lado derecho.
La Quilla
Llama la atención su forma envolvente y alargada hasta quedar a pocos centímetros del neumático trasero. Un detalle que muestra a las claras la intención deportiva que Harley ha plasmado en este modelo.
Los Retrovisores
Su diseño minimalista paga un tributo a la estática general del conjunto, recortando el panorama que podemos repasar de nuestra retaguardia. La visión es muy nítida, lo que prueba las vibraciones minimalistas del bicilíndrico, pero será necesario, por ejemplo, echar un vistazo a nuestro lado antes de un cambio de carril.
Mejorable
El caballete lateral. Minimalista y de posición adelantada, deja estacionada la Sportster S con una pronunciada inclinación. Pero eso en sí no tendría por qué ser un detalle a mejorar, quedando la moto bien plantada, como queda.
La cuestión es que, si la mueves apenas un par de centímetros con la pata de cabra extendida y algo apoyada, corres el riesgo de que se pliegue apenas unos grados, quedando la moto en una posición muy traicionera.
Precios
17.500 € para la versión Vivid Black.
Y 17.800 para las versiones en otros colores.
Opinión sobre la Harley Davidson Sportster S
Un modelo revolucionario en la gama Harley, que llega para empezar a sustituir a la familia V Rod, ya fuera de catálogo.
Una moto que compite con modelos como la Ducati Diavel o la Indian Scout, también con la Guzzi California Custom, o incluso con la V max o la masiva Rocket III. Aceleración contundente y excitante, sobre un auténtico bloque de solidez que forma su parte ciclo.
Una moto de bulevar, sin duda, que nos permite también divertirnos a lo largo de una carretera de curvas, con una discreta distancia de las estriberas al suelo, pero con un empuje entre curva y curva y un sensación de aplomo en pleno viraje que hará las delicias de más de un motorista.
¿Cómo va la Harley Davidson Sportster S en Ciudad?
Sorprende el reducido radio de giro que necesita para dar media vuelta, lo mismo que colarse y serpentear entre los coches atrapados en un atasco.
¿Consume mucho la Harley Davidson Sportster S?
No es el dato más interesante en este modelo, dadas sus características. Además, es una moto en la que la aceleración toma un protagonismo especial, por lo que el consumo varía mucho más que en otros. De todos modos, en nuestra prueba hicimos una media de 5 litros/100.
¿Qué autonomía tiene la la Harley Davidson Sportster S?
Con el consumo que hemos señalado y los 11,7 litros que caben en el depósito, podemos hacer algo más de 200 km sin repostar. De todos modos, en la mayoría de los casos, agradecerás ver saltar la alarma de la reserva para hacer un parada con una moto que es bastante exigente físicamente.