Para comenzar, una Sensación:
Aunque sea un ejercicio casi imposible para la imaginación apartar la marca de esta Roadster y su intrínseca genética americana, si fuera posible hacerlo, veríamos la Harley más inglesa de los últimos tiempos, y costaría muy poco -ahora sí- imaginarla junto al Irish Coffee a punto de salir pitando con la primera nota que emergiera de su legendaria gramola.
Con esta Sportster 1200 Roadster, Harley hace un guiño, aunque tal vez no sea de una forma abierta, descarada, al mundo del Cafe Racer, con una propuesta en su línea de siempre, basada en los principios ancestrales de la moto. Una propuesta que nos llega desde el mismo momento en el que nos sentamos detrás de su manillar. Veámoslo.
La Posición de la Harley Roadster
Una postura de moto deportiva ancestral, o de moto de carreras antigua, con los pies adelantados, las manos abiertas y bajas respecto a una pipa de dirección tan elevada, como se sitúa en las Sportster, pero, al fin y al cabo, con una posición rebajada de las manos. Una posición, en general, que desde luego no se lleva hoy en día, pero que no por ello deja de resultar natural, en cuanto hacemos los primeros kilómetros colocados sobre ella, y sobre todo si retrasamos doce o trece lustros el almanaque de nuestra imaginación.
Mira la prueba de la Harley Breakout que hicimos ya hace unos meses.
El Motor 1200 de la Sportster Roadster
Con el 1200 de las Sportsters, no se puede decir que tengas una verdadera sensación de aceleración, porque este motor de Harley no transmite una impresión de acelerar, ni de correr. Sí, podemos decir que este motor de Harley no corre, sino que en realidad, se siente galopar. Efectivamente, el 1200 galopa, galopa y galopa, y al final resulta que sí corre, que corre mucho más de lo que cabe imaginar antes de subirse.
El cambio de marchas
Con sólo cinco marchas, a alguien foráneo del mundo Harley se le puede antojar recortado, y desde luego pasado de moda. Sí, podría verse así; sin embargo, el desarrollo de este cambio de marcha está muy bien escalonado para un motor que primero trota y al que después, como hemos señalado, le gusta mucho galopar.
Sobre las vibraciones
Son las genuinas de Milwaukee, pero tal vez por la actitud que propone al subirse sobre ella esta cafe racer americana, tal vez por la postura, racing y rancia, con la que te colocas detrás de su manillar, o tal vez por las sensaciones que transmite en una carretera de curvas, como veremos a continuación, la cuestión es que una vez que el 1200 abandona el ralentí, las vibraciones se sienten tan suaves, tan llevaderas, que se puede decir que es sin duda una de las Harley que menos se siente vibrar; aunque eso no quiera decir que no vibre como todas las demás.
El Paso por curva de esta Harley Sportster
Veamos este interesante apartado, en el que parece que vamos a hablar de una deportiva, pero la verdad es que la expectación que ha levantado esta deportiva, sí, deportiva, dentro del mundo Harley, con su horquilla invertida, nos lleva a dedicar un par de párrafos a este aspecto, del que no hablaríamos, o si acaso, muy de pasada, en otros modelos de la marca.
Hay que decir, en primer lugar, que esta Roadster se muestra algo remolona a la hora de girar, de hacer el contra manillar, para entendernos, en el momento de entrar en el viraje. Sin duda las medidas de la goma delantera, que sin ser el donnut de una bobber, pisa con 120 mm, pero sobre todo va rodando con 19 pulgadas de diámetro, la medida que más se deja notar en esa parsimonia a la hora de girar o de cambiar de dirección. En cualquier caso, la anchura del manillar, a pesar de la caída de sus puños, nos facilitará mucho esta tarea, haciéndolo incluso con una gradual precisión para trazar los virajes más largos y redondos.
A la hora de inclinar la Harley Roadster
El apoyo se siente completo, transmitiendo tal confianza que nos invitará a tirarnos sin miramientos a por la siguiente curva. Un ímpetu que de todos modos se verá frenado por los avisadores, atornillados sobre unas estriberas que se sitúan en la misma altura respecto del suelo que en otras versiones Sportster.
Una posición de las estriberas que en las demás Sportsters, e incluso en las demás Harleys, guarda una sintonía con el resto del conjunto y que, si llegáramos a rozar sería porque, probablemente, nos estaríamos saliendo del guión que proponen casi todas las motos de esta familia de Harley, y las propias Harley en general. Pero lo cierto es que esta Roadster invita a pasar bien inclinado por los virajes, mucho más de lo que permiten esos avisadores, colocados, por otra parte, simétricamente y con buen criterio para advertir del posible roce con el suelo del escape más bajo.
A la hora de enlazar sobre la Roadster una curva con otra
Cuando llega el momento de emplalmar, o de negociar una larga serie de eses seguidas, ya se podrá imaginar el lector, por lo que hemos comentado sobre el contramanillar, que desde luego la Roadster no se mostrará tan ágil como una Moto3; sin embargo, el aplomo imponente que ofrece al tumbar después de cada cambio, invita a perderse con ella en un baile cadencioso y embaucador, que llevará al motorista a sentir uno de los más intensos placeres que puede atravesarle el cuerpo sobre su máquina.
La Frenada de la Sportster Roadster
Tal vez sea éste uno de los puntos más esperados por el lector, seguramente provocado por su curiosidad al repasar la Roadster y ver la horquilla invertida anclada a una rueda delantera con doble disco.
Es sencillamente soberbia. Para la moto en un suspiro y dentro de un espacio que no te lo crees para una Harley. De hecho, en alguna de esas pruebas me clavé literalmente la silueta del filtro de aire en el interior de la pierna derecha, cuando quise agarrarme con las dos extremidades al depósito, como lo haría en la frenada de final de recta, rodando en un circuito sobre una moto deportiva, o incluso sobre una de carreras actual.
Es más, me quedé con las ganas de desconectar el ABS (no es posible) para comprobar hasta dónde podía llegar la capacidad de frenada de esta Roadster, apoyada, además, sobre ese neumático delantero de 120 mm de ancho y un 70 de perfil, que da un punto extra de agarre en este apartado, después de penalizar ligeramente en el de la agilidad.
El Freno Trasero
Repite el disco de 260 mm que montan todas las Sportster 1200, y que, por si fuera poca la capacidad de parar la moto que ofrece el tren delantero, sirve de apoyo a esa retención, además y sobre todo, como un recurso inigualable para mantener la moto horizontal a lo largo de las frenadas que es capaz de desarrollar el doble disco que esta Roadster monta y sobre el que se apoya esa horquilla invertida.
Las Suspensiones de la HD Roadster
La Horquilla
Con barras de 43 mm, tiene un tarado acertado, porque, por un lado absorbe, sin hacer tope, esa soberbia capacidad de frenada que desarrollan los dos discos delanteros, y por otro, su lado más confortable no se ve resentido. Es una horquilla de diseño deportivo, lógicamente, pero con un primer recorrido que no hace ascos, en absoluto, el aspecto turístico o al del paseo, en esta Roadster.
Los amortiguadores Traseros
Con sus escuetos 81 mm de recorrido, siguen siendo los tan criticados de siempre por los harlystas, los mismos de cualquier otra Sportster, sin embargo, en este modelo, se agradecen sus reacciones en un porcentaje mucho más alto, porque contribuyen al magnífico aplomo que ofrece la Roadster, como hemos comentado; aunque mantienen, eso sí, su efecto seco y desagradable al pasar sobre todo por los badenes o por las bandas sonoras. Sin embargo, parece que con la actitud que nos propone esta moto para conducir, una actitud más dispuesta y anticipativa, más atenta y activa que la mera conducción placentera al tópico ritmo de cuentapinos, uno se resiente menos de esa sequedad a la hora de pasar por encima de las irregularidades del asfalto.
Detalles de la Sportster Roadster
El Reloj
El reloj, de una rancia belleza, sintoniza tanto con esa posición, que termina de rematar esa sensación de moto de carreras antigua. Parece mentira que un objeto tan pequeño pueda producir un efecto tan envolvente sobre el motorista. Bien es cierto que no puede ocupar un lugar más protagonista, pero también es verdad que la magia de su esfera es capaz de trasladarte, con una mínima dosis de imaginación, al escenario de un cómic futurista de los cincuenta, como si fueses pilotando una máquina de un silgo venidero diseñada por la mano de un dibujante que plasmaría en sus viñetas esa corriente de ciencia ficción tan marcada a finales de los cincuenta y principios de los sesenta.
Pegas de la Harley Sportster Roadster
El Display
Apenas se distinguen sus cifras y letras en un día soleado; y si incide el sol directamente sobre el aro cromado que envuelve la esfera, su destello oculta cualquier dígito.
La Palanca de cambio
Está muy cerca de la estribera, tal vez demasiado. Para un pie del 40 para abajo, no representará ningún problema; tampoco lo sería si hubiera más distancia para otros por encima, y los del 45 y 46 (servidor) no tendrían que doblar el tobillo cada vez que quisieran cambiar.
Precio de la Sportster Roadster
13.100 €
Conclusión
Una Harley que nos llevará a evocar las sensaciones que vivían los quemados de los cuarenta y de los cincuenta y que, sin embargo, no por ello va a representar una barrera para la conducción placentera y contemplativa de todo lo que nos va rodeando y que, sintiéndolo tras el manillar de una moto, como bien sabe el lector, nos traspasa con una inaudita intensidad.
Si quieres conocer la sensación de fluir, a buen ritmo, pero con suavidad de seda, a lo largo de una carretera de curvas, sin apenas tocar el gas, ni el freno, y sin renunciar al deleite de un paseo en moto, llevando ese tópico ritmo de cuentapinos, esta Sportster 1200 Roadster te lo ofrece con el genuino marchamo de Milwaukee.
Con la Harley Davidson Sportster 1200 Roadster, es muy fácil dejar volar nuestra fantasía para que la imaginación nos traslade en el tiempo, haciéndonos sentir, ¿por qué no?, como Sir Lawrence de Arabia sobre su Brough Superior SS 100, el primer vehículo terrestre capaz de superara las cien millas por hora, y volar con ella a toda velocidad por las carreteras del Imperio Británico. A toda la velocidad…, de los años veinte, aunque para mi gusto por la posicion no es una de las motos para salir de viaje, si que es una para disfrutar de muchos kilómetros sin que te arrepientas.