El concepto “deportivo” va evolucionando en el mundo de la moto, y sobre todo va ampliándose desde que arrancó este nuevo siglo. Triumph, una marca con una amplia gama neoclásica que queda expuesta en este artículo, lleva ahora esta Speed Twin 1200 a sus concesionarios para apartarse de la línea que describen las últimas super nakeds, con unas prestaciones estratosféricas y unos rendimientos cuasi de competición. Baste como muestra de esa orientación radical, sin ir más lejos, la propia Speed Triple 1050, el modelo más potente y compacto de la firma británica, capaz de parar el crono en un tiempo por vuelta sorprendente.
Así, Triumph mira desde otra perspectiva el concepto deportivo, para tomar un cariz muy diferente con esta nueva Speed Twin 1200, en el que la soltura de una parte ciclo y el músculo de un motor juegan su baza principal, y donde el temperamento de un sonido recio y el carácter de una estética, británica como el Big Ben, toman el papel de comparsa para hacer más arrebatada, si cabe, esa pasión que todo motorista siente palpitar dentro de sí.
Eso es, en el fondo y en la forma, lo que representa esta nueva modern classic gestada por la marca de Hinckley, que hará su aparición en público de forma simultánea en todos los concesionarios Triumph de España. El multievento tendrá lugar el próximo jueves 21 a las 19,30, envuelto por una fiesta muy especial, a la que han llamado “Speed of Light”, y para la que se puede conseguir una invitación gratuita inscribiéndose en este enlace, que además brindará a cada asistente unas condiciones muy especiales de compra para esta nueva creación deportiva de rancio estilo británico.
Pero, en cualquier caso, no piense el lector menos ilustrado que al escribir el nombre “Speed Twin” nos estamos refiriendo a una moto ocasional y repentina como el brote de una seta. Ni mucho menos. Estamos hablando de un modelo que cuenta con más de ocho décadas a sus espaldas.
Así es, la primitiva Speed Twin apareció en el mercado allá por el año 1.938, para convertirse en la primera moto con un bicilíndrico en paralelo fabricada en serie por Triumph, marcando así el inicio de una arquitectura mecánica que ha representado la base estética y el noble marchamo, como un blasón, de todas las motocicletas inglesas durante al menos cincuenta años. Un modelo del que existe una unidad impoluta, expuesta en el concesionario Triumph Madrid, para todo aquel que tenga la oportunidad de deleitarse con su contemplación en la capital de España.
Pero después de este preámbulo para fijar el posicionamiento con el que se planta en el mercado esta nueva custom roadster, pasemos a la acción y sobre todo a su análisis, tras la experiencia vivida con ella a lo largo de la sierra madrileña, en su presentación a la prensa nacional.
Sensaciones en parado de esta Triumph
La posición del tronco queda erguida sobre la moto. No te sientes lo que se diría dentro de esta Speed Twin 1200, sino más bien subido a ella, sobre los 807 mm a los que se sitúa el asiento respecto del suelo; una altura por otra parte accesible para casi todas las tallas, máxime al encontrarnos con una discreta anchura en el centro de su silueta. No en vano y para dar una idea, tuvimos la oportunidad de ver a un motorista con 1,62 m de estatura, manejarse con la Speed Twin 1200 sin la más mínima dificultad.
En cuanto al manillar, es naked, claro está, pero más bien cerrado en sus extremos y muy parecido al de su hermana naked más radical, la mencionada Speed Triple, con lo que podría hacer pensar al lector que las manos caerían hacia el eje delantero. No es así, porque sus torretas nos llevan a agarrarnos más bien hacia adelante, y también hacia abajo, pero sin extremar el ángulo del tronco, y mucho menos cargando las muñecas.
Las estriberas quedan 4 mm más bajas que en la Thruxton, la neoclásica más deportiva de la marca, y 38 mm por delante de ella, con lo que nos podemos hacer una idea de que los pies se centran en el punto medio, más o menos, de los 1.430 mm que dista entre sus ejes; permitiendo además una libertad de movimientos, adelante y atrás, realmente llamativa, incluso calzando un 46.
Con todo ello, queda definida una buena posición de control, muy natural, en una postura francamente llevadera por la carretera, preferentemente si está plagada de curvas, que desde luego es el escenario para el que se ha concebido esta obra de la artesanía rodante.
Pero antes de arrancar el motor y soltar el embrague, una breve mención para el pasajero, que cuenta con un buen espacio en el asiento, así como con unas cómodas estriberas, tratándose de una naked, que se sitúan en un punto perfecto para colocar sus piernas en una postura igualmente muy natural.
¿Cómo va en carretera?
La primera sensación ciertamente confunde. Los primeros metros recorridos, en los que siempre tanteamos una moto con algunos movimientos del cuerpo casi imperceptibles, nos transmiten la sensación de una soltura tan directa que creemos conducir una moto bastante más pequeña. Es solo cuando giramos el puño las primeras veces, con un punto de determinación, cuando sentimos verdaderamente que vamos sobre toda una 1200.
Y lo primero que llama la atención en este sentido es la elección que han hecho los británicos del neumático trasero, montando un discreto 160, frente al auténtico balón, tan habitual en las super naked que hemos señalado anteriormente. La moto, de cualquier forma, queda en un peso totalmente escurrido de 196 kilos, 10 menos que su hermana deportiva, la Thruxton, con la que comparte el motor Bonneville High Power en idéntica configuración. Y es que Triumph ha aligerado esta Speed Twin 1200 a base de unas llantas de aleación, unos nuevos soportes del motor, el propio propulsor adelgazado y una batería más liviana.
La cuestión es que, sea como fuere, te haces a lo moto con las tres primeras curvas, y te fundes con ella en un solo conjunto nada más pasar por la primera ese, o, si se quiere, por la primera rotonda de tu barrio, después de negociar sus tres cambios de dirección.
Comportamiento del motor
Un par de cilindros al trote. Sí, realmente éste es el concepto con el que Triumph ha definido el propulsor de 1.200 cc exactos que equipa la Speed Twin. Con unas medidas un tanto cuadradas, rinde sus 97 CV de potencia a sólo 6.750 rpm, un régimen que tocan muchos automóviles de gasolina, y que alcanza esta inglesa después de describir una curva ascendente, tan enderezada, que resulta ser, a fin de cuentas, una auténtica recta.
Pero, ¿cómo se traduce esta gráfica a nivel de sensaciones?, porque, en definitiva, ésa es la dimensión que realmente valora el motorista…
Pues, para empezar, el motor empuja desde el mismo ralentí, estableciendo una conexión directa entre el acelerador electrónico y la tracción de la rueda, sintiendo prácticamente cada explosión de los pistones con el giro de la mano, por mínimo que sea.
A medida que sube el régimen, el poder del músculo (par máximo 112 Nm) se deja notar con una sensación llena y sólida que acelera y acelera hasta el mismo corte del encendido sin que te enteres. Y es que, realmente, no conduces pendiente de lo que marcan los dos relojes vintage, sino que te dejas llevar, deleitándote, por el brío repleto de vigor que te empuja desde una curva hasta la siguiente.
Y es que esta Speed Twin 1200, sí, es de esas bicilíndricas que engañan. Sí, de esas bicilíndricas deportivas que, tradicionalmente, nada tienen que ver con el frenesí que desatan algunos pepinos de cuatro cilindros; una bicilíndrica que te crea la impresión de un empuje pausado, casi parsimonioso; hasta que finalmente percibes la verdadera velocidad que llevas y te das cuenta de que realmente vas muy, pero que muy de prisa.
El 1200 de esta Speed Twin cuenta con tres modos de conducción; a saber: Sport, Road y Rain, que entregan los mismos caballos, aunque, claro está, con distinta curva, con distinta desmultiplicación del puño y con una distinta intervención, también, tanto del ABS como del control de tracción, ambos desconectables a voluntad.
Uno de los datos más llamativos de un motor tan grande es su consumo, que francamente nos sorprendió por su austeridad. Y es que el registro más alto que vimos fue de 5,3 litros a los cien, en una conducción fluida pero deportiva a lo largo de La Sierra de Guadarrama.
Un motor, por otra parte, en el que se perciben las vibraciones tan sólo para no sentirte estafado con una sensación de moto eléctrica, cuando compraste en realidad una roadster custom y proyectas en marcha el audio y el vídeo de una moto con el carácter británico más enraizado.
Los escapes en terminación cónica muestran esa forma inspirada en la primitiva Speed Twin de 1.938, con el catalizador diseñado, además, de tal manera que queda completamente oculto. Pero aparte de rematar la estética neoclásica de esta soberbia roadster, los dos megáfonos emiten un sonido ronco y gutural que va a erizar el bello de más de uno en plena aceleración, o que va a descargar una sacudida eléctrica por la espalda de otros en las retenciones más exigentes (embrague anti rebote), cuando dejen escapar dos notas de un discreto petardeo, cumpliendo escrupulosamente con la severidad de la norma Euro4.
Haciendo curvas
En los primeros momentos, la ligereza y la facilidad de conducción que ofrece esta Speed Twin 1200 en los cambios de dirección puede crearte la falsa impresión de una moto nerviosa; sin embargo, en cuanto empieces a sentir la confianza que transmite la solidez de su chasis, específicamente diseñado para ella, lo mismo que la firmeza de sus suspensiones, te darás cuenta de que conduces una robusta deportiva, bien aplomada sobre el asfalto. Un aplomo que resultará finalmente rotundo, cuando descubras el férreo agarre con el que los Pirelli Diablo Rosso III afianzan la moto al asfalto.
Lo cierto es que, solamente llevando estos neumáticos fuera de su terreno, pude apreciar la pérdida de siquiera una micra en su adherencia. Sí, fue cuando conducía con el modo sport seleccionado y casi pido a gritos la tutela del control de tracción. Lo hice al abrir a fuego, bastante inclinado, sobre un asfalto en el que Fomento había esparcido el polvo de su sal anti hielo. La electrónica cortó la tracción sin brusquedades, en el momento preciso en el sentía la crispación del neumático más allá de su límite, y fuera, desde luego, de sus condiciones lógicas.
En cuanto a las suspensiones de la Speed Twin 1200, comentar que transmiten un tarado deportivo, más bien duro pero sin resultar seco. Se componen de una horquilla convencional KYB, sin una regulación que se percibe prescindible, con unas barras de 41 mm cubiertas por los guardapolvos de goma que hacen el juego estético a la línea retro que perfila todo el conjunto. Atrás, por la misma razón y como no podía ser de otra manera, quedan anclados al basculante dos amortiguadores de doble efecto firmados por la misma marca.
Prueba de frenada en la Triumph Speed Twin
Progresiva y potente. Suave y milimétrica en el primer recorrido, mordaz y rotunda si se le exige más allá. Así se siente el tacto que ofrece la maneta de la Speed Twin 1200, que en las retenciones más apuradas sobre una bajada nunca nos exigirá más de dos dedos para apretarla y graduarla.
Y es que la frenada de esta modern classic se ha confiado delante a un conjunto formado por dos discos flotantes y dos pinzas axiales de cuatro pistones firmadas por Brembo, mientras que atrás es una pinza Nissin la que se encarga de morder el correspondiente disco.
¿Por qué es neoclásica?
Los retrovisores atornillados en el extremo de los puños, al más puro estilo café rarcer, ofrecen una panorámica excelente de lo que vamos dejando en nuestra retaguardia. El aluminio cepillado salpica toda la estética de la moto, y justo delante de nuestra mirada, los dos relojes de agujas, que abren en la franja inferior de sus esferas sendas ventanas digitales con una vasta información, reducida, sin más remedio, por exigencias del guion estético global. Debido a ello, los que padezcan de presbicia van a encontrar alguna dificultad ocasional –ya se sabe lo variable que es este mal- para leer todos los dígitos que muestran.
Más modernismos de la Speed Twin 1200 son la llave con inmovilizador incorporado o la toma USB, la luz diurna y señalizaciones con tecnología led, además de la conexión opcional e integral con el teléfono. Entre sus clasicismos, encontramos un particular detalle de distinción artesanal como es el depósito pintado a mano, con su larga línea lateral trazada a pulso.
Merece la pena apreciar en vivo y en directo la belleza cromática que envuelve el tanque de 14,5 litros, sobre todo, en la versión Silver Ice: es realmente llamativa. Sí, un aspecto digno de resaltar, hasta el punto de que cada unidad guarda bajo su asiento la firma de uno de los tres artistas dedicados en Hinkcley a esta esmerada tarea, un matiz decimonónico que resalta aun más esa combinación a la que juega la Speed Twin con la tecnología electrónica más actual y los detalles de carácter más ancestrales.
Que se puede mejorar en la speed twin 1200
El mullido del asiento resulta un punto escaso según el uso, la duración del viaje y sobre todo el peso del conductor. En el caso de un servidor, desplazando un tonelaje de 108 kilos, no vamos a decir que sufriera alguna molestia. No fue así. Sin embargo sí que percibía la impresión de que en alguna tirada larga, podría quejarse esa franja de los glúteos sobre la que recae todo el peso de su hueso correspondiente.
Precio de la twin 1200 de triumph
Entre 13.100 y 13.400 euros, dependiendo de cada una de las tres opciones que elijas entre la mencionada Silver Ice, la Korosi Red o la Jet Black.
Con dos años de garantía, sin límite de kilometraje, más dos años de extensión a través de Allianz Seguros, con un mantenimiento fijado por Triumph cada 16.000 kms.
Para quién es la Speed Twin 1200
Sin duda ninguna, para un motorista eminentemente pasional. Para todo aquel que quiera gozar de una conducción deportiva sin estridencias, fluyendo con soltura por la carretera, y disfrutar finalmente de las intensas sensaciones que generan un par musculoso, combinado con la prodigiosa soltura de una moto que se siente ligera y esbelta.
También una moto sorprendentemente manejable, como el sello de identidad que la marca británica quiere dar a todos sus modelos, que resulta también muy válida para motoristas con poca experiencia, a los que el bicilíndrico de Triumph difícilmente pondrá en una aprieto, a menos que se queden embelesados con la magia de su trote.
Finalmente, ni que decir tiene que es para todo aquel motorista que anhela llevar el manillar del estilo británico sobre dos ruedas; un estilo que se moldea a caballo entre el carácter recio de un motor poderoso y la sobria elegancia de unas líneas perfiladas sobre la finura más exquisita de la conducción.
Otras de nuestras pruebas Triumph
Han sido particularmente en el segmento trail, con una representante de la cilindrada mendia, como la Tiger 800 XTX , y otra de la cilindrada grande como Explorer 1200 XC.