Aunque muchas personas no lo crean (tanto los que no son motoristas como algunos motoristas), los conductores de motos tienen su propio saludo. Este saludo se le conoce como “saludo motero”, y tiene más años de lo que parece. Sus orígenes, en realidad, son anónimos: no se sabe quién fue el primero que lo utilizó, pero sí que se conocen a motoristas famosos que lo han hecho popular.
El conductor profesional de motos que más popularizó este saludo fue Barry Sheene, un campeón del mundo de origen británico que hizo el gesto tras ganar una carrera. Por eso, en un principio, se asociaría a un símbolo de victoria.
Cómo es este saludo
El saludo motero es un gesto en forma de V, y se realiza con los dos primeros dedos de la mano cuando nos cruzamos un compañero motorista. Es un saludo que simboliza y representa muchas cosas: seguridad, compañerismo, hermandad, amistad, reconocimiento, pasión… Además, nos sirve para diferenciarnos del resto. Es impresionante el hecho de que una simple colocación de dedos puede llegar a transmitir tanto. El saludo motero es absolutamente universal: es el mismo en todos los países, y es empleado por todos los moteros a lo largo y ancho del mundo. Es un signo que se entiende a la perfección: no necesita traducción ni interpretación.
Poniendo este saludo en práctica
El saludo motero no entiende de nacionalidades, ni de razas, ni de motos. Queremos mencionar esto porque hay algunos motoristas que consideran que determinados tipos de motos no son dignas de ser saludadas (una auténtica tontería). Uno de los detalles que más caracteriza al motero que saluda es la buena educación, y entendemos que la buena educación se debe extrapolar a todas las personas, independientemente de su físico, su vehículo, etc.
También hay que aclarar que, en muchas ocasiones, puede darse el caso que al motorista al que saludamos le pillemos manipulando el embrague o en un momento crítico donde no haya posibilidad de que pueda soltar el manillar. Por ello, tampoco debemos comernos la cabeza ni ofendernos por si alguien no nos devuelve el saludo: casi todo el mundo nos lo va a devolver, por lo que no es por nosotros, sino por otros motivos totalmente distintos, que pueden tener que ver con algo relacionado con su moto o incluso a veces su estado de ánimo.
El origen del saludo en V
El saludo motero es ya muy conocido, pero sin embargo su origen no está del todo claro. Barry Sheene, el popularísimo piloto al que hemos mencionado anteriormente, no es en absoluto el primero que lo utilizó, sino que su amtogüedad se remonta a un tiempo infinitamente anterior.
En realidad, el saludo en V procede de la Guerra de los 100 años, donde los británicos amputaban los dos primeros dedos de las manos a los enemigos de Francia, con la intención de que no pudiesen blandir una espada o usar un arco. Cuando los franceses interiorizaron el castigo, los ingleses mostraban los dos dedos de la mano para intimidarlos, recordándoles que eso era lo que les iba a pasar si caían derrotados.
El origen del saludo motero (más preciso) proviene de la Segunda Guerra Mundial, ya que se atribuye de forma directa a soldados motorizados en moto o sidecar. Comenzó en Inglaterra, con Londres absolutamente devastada por los aviones bombarderos alemanes. En ese contexto, las comunicaciones estaban totalmente bloqueadas, y entre ellas se encontraba la del propio ejército británico. Por ello, éstas tuvieron que hacerse a la antigua: mediante soldados mensajeros. Estos soldados transportaban las órdenes en moto de un lado a otro, corriendo el peligro de ser asesinados por los bombarderos. Cada vez que éstos se cruzaban, se saludaban haciendo una V con los dedos para darse valor. Sabían que podía tratarse de la última persona a la que iban a saludar. De ahí creció, y se convirtió en un saludo de auténtica hermandad motera.
Posteriormente, en la década de los 70, el piloto británico campeón del mundo de 500 cc, Barry Sheene, popularizó este saludo. Sin embargo, y como hemos venido contando, este símbolo motorista estaba más volcado a la victoria. No obstante, sirvió para rescatar el valor propio del saludo motero, hasta nuestros días.