Una super naked más en la lucha por ese imaginario campeonato de motos desnudas, para la que BMW ha creado este modelo, tan sólido y capaz que sobrepasa las impresionantes prestaciones que ofrece su propio tetracilíndrico de mil, directamente derivado de la deportiva de la marca: la S1000RR.
No cabe dudad de que esta alemana ganaría varias bazas en ese campeonato super naked, gracias al trabajo de sincronización, con el que BMW ha logrado uno de los conjuntos más completos, tomando cada uno de los mejores elementos de la ingeniería. Parte ciclo, motor, electrónica, frenada, suspensiones semi electrónicas…, todos del máximo nivel. Pero veamos paso a paso, tras nuestra prueba en el circuito de FK1 lo que da de sí y cómo se comporta esta soberbia moto sin carrocería.
Posición sobre la BMW S1000R
El manillar se sitúa prácticamente a ras con la tija superior, y es llamativamente ancho, aunque al llevar las manos sobre sus puños, uno se siente acoplado de una forma natural, con el trasero bastante retrasado, acabando en un punto situado apenas un par de centímetros por delante del eje trasero. El tronco queda inclinado, para resultar definitivamente confortable al plantar los pies sobre unas estriberas que hacen el viaje más llevadero de lo que aparenta una moto naked, aunque penalice levemente a la hora de hacer unas tandas libres a buen ritmo, en las que se echará de menos algún centímetro extra de altura para evitar el roce con el suelo. Pero no adelantemos acontecimientos.
En cualquier caso, la S1000R ofrece una plaza bien espaciosa para el motorista, sobre la que un tipo de 1,91 m, como un servidor, se ha encontrado francamente cómodo durante horas, tanto con los movimientos continuos sobre la pista de FK-1, donde realizamos el grueso de esta prueba, como en la propia autovía.
Motor de la BMW S1000R
Directamente derivado del que monta su hermana con doble erre, el talante deportivo de su tetracilíndrico se siente de inmediato; prácticamente, con sólo apretar el botón de arranque; un talante al que el silencioso firmado por Akrapovic, en la unidad de prensa, ponía una banda sonora, deliciosa en los trances más suaves y excitante en los pasos por el rango más alto del cuentarrevoluciones, particularmente con el discreto redoble que marcaba en las retenciones.
Al soltar el embrague, la S1000R transmite una sensación de poder que parece más propia de un motor con mucho más cubicaje, algo que nos permite movernos por la ciudad con las marchas más largas, sin una tos, sin una protesta, para encontrarnos, sin esperarlo, con un modelo muy llevadero en los trayectos urbanos de cada día, donde tan sólo penaliza a la hora de sortear un atasco, por el amplio radio de giro que marca el ensanchamiento delantero del chasis, un tributo bien barato que se cobra la fantástica estabilidad de esta moto, como veremos a continuación.
En el modo “Dinamyc”, el más deportivo, los 160 CV se van entregando sobre la pendiente que marca su gráfica, una pendiente más empinada que la dibujada por el modo “Road”, pero, en cualquier caso, regular y constante, sin un solo pico, ni un solo escalón. La entrega es tan progresiva y asumible que podrá engañar a más de uno, haciéndole creer que la tremenda aceleración que está imprimiendo al conjunto no es tan bestial como la que realmente nos está empujando. Así es: los cuatro cilindros tiran y tiran con la fuerza de un reactor, pero manteniendo una constancia, tan sólida y llena, que da toda la confianza a la hora de abrir el gas a fondo.
El modo “Rain” suaviza más aun esa pendiente de la gráfica, además de recortar la potencia total del cuatro cilindros. Al mismo tiempo, el control de tracción ejerce su intervención más exhaustiva, con lo que la conducción en mojado, a pesar de las molestias que siempre crea la lluvia, también puede llegar a hacernos disfrutar de esta soberbia BMW.
Chasis y Geometría de la S1000R
Los halagos y calificativos toman en este apartado un grado masivo.
El chasis de doble viga de la S1000R se muestra tan sólido como el atraque en puerto de un trasatlántico, mientras que su geometría le brinda una capacidad de giro que para sí la quisieran algunas de las deportivas actuales. En cuanto al aplomo, es como para entregarse al abandono en los virajes más rápidos y disipar cualquier vértigo previo que pudiéramos sentir al inclinar, sea cual sea la velocidad y también el ángulo de la tumbada.
En los cambios de dirección, la nariz del pequeño cupulino que alberga las dos ópticas apunta con la precisión de un francotirador a un vértice y al siguiente de cada variante, haciendo la transición, de un lado al otro, con la progresividad y la rapidez de un avión de combate .Son increíbles, hasta que no la pruebas, la certeza y a la vez la contundencia con las que esta S1000R cambia la trayectoria, por ejemplo, a la hora de negociar una chicane, algo a lo que termina de ayudar el peso de 207 kilos, con todos los llenos hechos.
Suspensiones de la BMW S1000R
Como hemos comentado, su control es semi electrónico, ajustando su tarado en tiempo real a las irregularidades que ambas ruedas van encontrando sobre el firme. El modo “Dinamyc” es le más deportivo, consiguiendo un mágico equilibrio que hace de la moto una auténtica tabla en la pista, sin que tus riñones te pasen una dolorosa factura al final de la jornada. El trabajo de la centralita, hace que la S1000R se coja al asfalto como una ventosa, al mismo tiempo que nos transmite toda la información de lo que va pasando bajo las ruedas, así como de todas las inercias de tiran de la moto. Su precisión es tal que se diría que podemos sentir cómo es el granulado del asfalto que pisamos.
La Frenada de la S1000R
En esta versión 2.017 se ha suavizado notablemente el tacto abrupto inicial, que resultaba tan seco como para correr el riesgo de comprometer más de una parada en maniobras de garaje, por no hablar el riesgo a dejar dolorido el atributo masculino durante algunos interminables segundos.
A partir de ese primer milímetro de recorrido el tacto en la maneta se siente mordaz, contundente e incluso drástico, si lo necesitásemos. Una frenada de carreras sobre un manillar plano para detener con rotundidad una especie de super bike sin carrocería.
Un cambio de carreras en la S1000R
El cambio semiautomático nos hace tomar una concepción de MotoGP: Sólo necesitamos tirar del embrague en la salida. Pero, ¡ojo!, no debemos de confundirnos, porque el quick shifter no es un sistema diseñado para procurar nuestra comodidad en una conducción ciudadana. No hay que olvidar que este recurso nace en el mundo de la competición y que su objetivo es el de emplear el menor tiempo posible en la maniobra del cambio para bajar el crono por vuelta.
En el sentido de subida, ya es de sobra conocido que funciona de una forma más sincronizada cuanto más arriba cambiemos. De todos modos, la evolución digital es tan galopante en los tiempos que corren que cada vez está más atenta y más dispuesta para suavizar esa simbiosis siempre enfrentada entre lo electrónico y lo mecánico.
En cuanto al sentido de bajada, los que ya lleven muchos kilómetros a cuestas sobre una moto, que en buena lógica tendrán que ser los compradores de un pepino semejante con manillar plano, pienso que deberán proponerse un serio acto de fe para evolucionar, sobre todo al ver llegar una frenada exigente, en medio de una tanda libre, y bajar la palanca de cambio con el puño derecho completamente cerrado, resistiendo la tentación de hacer ese gesto mecánico, interiorizado a lo largo de tantos años, de dar un golpe de gas antes de bajar de marcha.
El Punto de Vista del Piloto sobre la BMW S1000R
Para esta ocasión, contamos con la privilegiada colaboración de Santi Mangas, piloto del CEV en otras temporadas, a los mandos tanto de una Moto2 como de una Super Sport, y que en este 2.017, participa en el Mundial y en el campeonato de Europa de Supermotard.
“¡Y qué es lo que hace esta moto en la calle!”
Fue la expresión de Santi al cerrar el contacto, sin ni siquiera bajarse de la S1000R aún. Después continuaría con sus comentarios, habiendo hecho la toma de contacto con esta BMW inmediatamente después de entrenar con su moto de supermotord.
La postura es natural, cómoda, y con un manillar que te da una palanca bestial.
Me ha sorprendido mucho la facilidad de conducción y la agilidad. No me lo creía, pero es verdad que me ha recordado mucho a la supermotard. La frenada es super estable y muy potente. El motor es superlineal, difícil que te dé un susto aun sin electrónica. Los 165 CV parecen pocos para el comportamiento en general de la moto. El apoyo en curva es espectacular: Da la sensación de que sea imposible que te caigas, y desde luego, con unos slicks, esta moto sería rapidísima aquí, en FK-1. Y es que, si quisiera, podría entrar cerrado y salir cerrado de cada curva, tal y como se hace en supermotard, porque la capacidad de giro que ofrece es increíble.
Te facilita tanto el trabajo que parece que incline sola, por propia voluntad. El cambio quick shifter da una comodidad para cambiar cuando quieras sin peder tiempo, y al quitar marchas, lo hace igual que tú lo harías, reteniendo con el embrague, cuando te sale perfecto. Si reduces apretando el embrague, sientes en la maneta la entrada del sistema antirrebote, en cambio con el quick shifter, no.
En la Autopista con la Naked
Si este escenario resulta ya tedioso de por sí para la mayoría de los motoristas subidos en cualquier modelo, para el caso de una naked, se añade la molestia extra de esa exposición completa al viento y a los elementos.
En la S1000R, lo destacable es su posición, muy natural frente a la fuerza aerodinámica, con una postura que resulta cómoda para hacer una travesía a lo largo de este escenario, si la comparamos con la de otras nakeds. Así pues, esta alemana dentro de un medio como la autovía o la autopista resulta bastante más aceptable de lo que cabría esperar.
La Comodidad de la S1000R
Este apartado toma un grado Prémium en un modelo tan deportivo y desnudo. Y es que llaman la atención detalles como el control de velocidad o los puños calefactados, además del encendido automático de las luces nocturnas que incorpora esta versión 2017.
Con Pasajero
A simple vista, la plaza trasera aparenta ser poco más que testimonial, sin embargo sorprende gratamente. Tuve que llevar detrás al hermano de un servidor, que tiene el mismo tamaño y mismo peso (1,91 m y 106 kg). El propio paquete me reveló esa comodidad inesperada. Lo comentó de forma espontánea, y el trayecto a dúo nos sirvió, además, para probar a fuego la soberbia estabilidad que ofrece esta S1000R en el paso por curva, ¡con más de 220 kilos encima!
De Noche
La óptica encargada de proyectar la luz de cruce extiende un haz que ilumina un espacio con forma de trapecio, suficientemente amplio e intenso para hacer visible nuestro camino a un ritmo prudente.
La luz de carretera (larga) superpone su haz sobre la de cruce, alcanzando una buena distancia y completando un panorama notablemente alumbrado en medio de la noche.
¿qué se puede mejorar?
No se puede hablar de una pega en sí misma, sino que, sintiendo la precisión y la sincronización de todo el conjunto, tanto motor como parte ciclo, llama la atención la cierta dificultad que muestra el cambio para encontrar el punto muerto, al menos en la unidad de prensa de la que dispusimos.
Precio
El coste de una unidad parte desde 15.090€ pero luego habrá que sumarle las «chuches» que tanto nos gustan a todos
Opiniones finales sobre el modelo.
Un modelo que ofrece un comportamiento tan soberbio que incluso deja descalza esa estética imponente con la que se planta ante nuestra mirada. Una naked con la efectividad de una moto de competición, para la que privarla del paso por el circuito, alguna vez, sería como encerrar un Picasso en el sótano más húmedo y oscuro. Una naked que se coloca en la primera línea de la parrilla que daría la salida a ese campeonato de super naked que venimos reclamando desde que el segmento sobre pasó el superlativo de híper.
Una BMW que ofrece, además, una inesperada comodidad, a pesar de su planteamiento deportivo, con el pecho casi mirando al depósito, que nos sitúa en una posición más natural de lo que aparenta para hacer una escapada de fin de semana por carretera, con algunos tramos de enlace pasando por la autovía.
Para rematar, la factura de la S1000R está tan lograda que soporta la transformación de su geometría, hasta convertirla en una maxi trail de asfalto como la S1000XR, manteniendo aún un rendimiento y un comportamiento por encima del notable.
Enlaces relacionados con la BMW S1000R
La versión deportiva probada en Jerez por un excampeón
La versión trail de la S1000R
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