Hemos escogido este título porque este tipo de scooter, y particularmente el encuadre que hace Piaggio sobre él con el Beverly 350, es el que transmite las sensaciones en marcha más parecidas a las de una moto.
Por otro lado, este Beverly 350 se aleja de la línea deportiva marcada por los maxi scooter de tmax vs ak550 esta comparativa o por el corte eminentemente touring que define este modelo de kymco xciting 400, para encuadrarse en un segmento puramente urbano, aunque, como veremos a continuación, tanto sus cualidades como sus brillantes prestaciones dan para mucho más de sí.
Posición
Empezando por la postura, con el manillar estrecho, que se ciñe en la esbelta línea trazada por la carrocería, la sensación de ir sentados sobre una moto naked marca la diferencia con el resto de la generalidad scooter. A continuación, la posición del trasero, bien arrellanado y sujeto sobre el mullido asiento, queda un tanto adelantada para compensar, en cierta medida, el peso desplazado atrás por el monocilíndrico de 330 cc y el brazo de su transmisión. En cuanto a los pies, se posan encima de la plataforma dividida por la columna del depósito, que los deja sobre lo que sería una línea neoclásica en el mundo naked, es decir: lejos del punto deportivo y justo en la situación anterior a la conducción de tipo custom.
Cómo acelera el Beverly 350
Como ocurre con la mayoría de los scooters actuales, Piaggio ha concentrado gran parte de los 30,2 CV que desarrolla este casi tres y medio en el tramo de aceleración que comprende desde cero hasta los 60 por hora, donde este Beverly sale con un brío sobrado como para dejar clavada en el semáforo a cada jauría de cuatro ruedas que se forma tras su línea. Esta brillante aceleración se posibilita gracias a la última centralita, y también al embrague automático multidisco en baño de aceite, un dispositivo prácticamente inédito en esta categoría de scooters.
Luego, al rodar en torno a los cien por hora, el monocilíndrico ofrece una respuesta suficientemente llena como para escapar de las encerronas involuntarias que preparan los coches en la circunvalación, formando sus particulares tetris, o como para apartarse a tiempo de algún despistado, que pierde la línea de su carril por hallarse muy ocupado mirando el teléfono.
Además de ello, mantiene bien los 120 del límite como velocidad de crucero indefinida, guardando un margen muy holgado, que permite aún un empuje a considerar más allá, mientras registra un consumo muy contenido, que se sitúa entre los 3,5 y los 4 litros a los 100, dependiendo de la carga que lleve, o del viento que sople. Para ritmos más exigentes, sube, evidentemente, pero sin llegar a pasar en ningún caso de los 5 litros.
Llama la atención el apartado de las vibraciones en este propulsor, precisamente por su discreción casi completa, teniendo en cuenta que se trata de un monocilíndrico con una considerable cilindrada.
El Beverly, Campeón de la ciudad
Su estrechez, su imponente agilidad frente a la competencia, y la patada de su motor en cada golpe de gas a baja y media velocidad le proponen como uno de los scooters más efectivos a la hora de desenvolverse en el tráfico cotidiano, y más aun cuando se densifica o incluso se bloquea, gracias a su recortado radio de giro.
Aparcar el Beverly 350
Un detalle interesante a considerar en este aspecto es el ángulo de inclinación con el que este scooter queda apoyado sobre el caballete lateral. Resulta recatado y al mismo tiempo suficientemente estable, quedando en el estacionamiento con la misma estrechez que ofrece el conjunto en marcha. Algo que cada vez cuenta más, sobre todo al dejar aparcado el Beverly 350 en esos estacionamientos municipales, donde las motos quedan hacinadas.
En cuanto al caballete central, todo son facilidades para bascular todo el peso del conjunto sobre él, pisando el pedal al uso y dejándolo aposentado de la forma más estable que cabe imaginarnos.
Por otro lado, la rueda delantera de 16 pulgadas representa otra ventaja más, frente al mundo del scooter en general, a la hora de subir a los bordillos de esas aceras amplias y despejadas sobre las que nunca puede molestar el aparcamiento del Beverly 350.
Protección
El concepto Piaggio de su Beverly 350 le lleva, como venimos explicando, a un scooter recortado y eminentemente ciudadano, sin embargo, la ergonomía de su carrocería y el toque añadido de su parabrisas le proponen también como un excelente vehículo interurbano.
Ciertamente, la plataforma partida que separa los pies por la columna del chasis deja en el centro un espacio continuo, protegido por el escudo, en el que se pueden acoplar las piernas, cerrando mínimamente las rodillas, para quedar a cubierto el impacto frontal, eso sin contar con el práctico apoyo de una manta.
Por otro lado, el manillar sube considerablemente su altura hasta situar el cuadro de instrumentación más o menos a la altura media del pecho del conductor, con lo que la discreta elevación del parabrisas, añadido coqueto y elegante que toca la parte superior del Beverly, termina cubriendo el cuerpo del motorista hasta la misma base del casco, incluso con una estatura de 1,91 m, como la del probador que firma este reportaje.
Esquinas y rotondas
El motorista pasará por estos escenarios con una sensación más encuadrada en la línea que transmite una moto, o gran moto, que guarda en el garaje, y donde más se justifica el título de esta prueba.
Las cotas de la dirección, con su columna colocada justo encima de la rueda, hacen del Bervely 350 un scooter contundente y directo a la hora de girar. Después, en el paso por curva, las ruedas de 16” delante, y 14 detrás, dan una firmeza a la trayectoria, incluso a alta velocidad, difícil de igualar por otros modelos de la categoría.
Y a continuación, en la salida de esa rotonda, o de esa curva redonda e interminable que nos incorpora a la autovía de circunvalación, el sólido empuje del monocilíndrico italiano vuelve a colocar el Beverly 350 sobre la vertical, con un solo gesto. Y es que, ciertamente, con este Piaggio, los cambios de dirección que te llevan de una rotonda a otra a veces en secuencias interminables, pueden resultar francamente divertidos.
La frenada del Beverly 350
Se muestra dosificable bajo los dedos, al tirar de las manetas a alta velocidad y suficiente en los últimos metros, cuando queremos parar totalmente el scooter. Si bien es verdad, que no da la sensación de ir holgado, precisamente, en ese trance final. El freno trasero, por su parte, hace un considerable aporte en la retención, más allá de la función geométrica que mantiene el Beverly 350 lo más estable y horizontal posible durante la frenada.
En cuanto al ABS, resulta bastante permisivo con el disco delantero, llegando a intervenir justo en el primer centímetro que empieza a deslizar el neumático. Con el trasero ocurre lo mismo, aunque debemos de tener en cuenta que, lógicamente, recae más trabajo con él por el mero efecto de la inercia que tiende a despegar el neumático del asfalto.
El confort del Beverly 350
El que ofrece el asiento está por encima del concepto urbano, y prácticamente eventual, que define este scooter en rasgos generales. Por otro lado, sus suspensiones, con la trasera regulable en cuatro ajustes de precarga, libran con soltura ese difícil compromiso entre un confort remarcable, que haga el scooter lo más amigable posible en el día a día, y un aplomo con suficientes garantías de seguridad a la hora, tanto de doblar el esquinazo de un cruce como de driblar los obstáculos, fijos y móviles, que nos salen al paso atravesando a diario la gran ciudad.
Bajo la lluvia con este Beverly de Piaggio
El agarre que ofrecen los Michelin City Grip resulta sobrado en cualquier tipo de conducción que practiquemos en seco con este Piaggio, sea cual sea, y siempre que el asfalto se encuentre en unas condiciones aceptables. Pero aparte de ello, tuvimos ocasión de comprobar su estabilidad bajo la lluvia y el aplomo que ofrece al pasar sobre algunos charcos, gracias a la capacidad de evacuación que pone en práctica el profundo y nutrido dibujo de la cubierta delantera, que limpia el firme como una barredora, para que la pisada de la trasera resulte lo más firme y segura posible.
La magia del ASR
En un escenario así, con las calles mojadas y todos los obstáculos urbanos, tapas metálicas, pintura y rejillas chorreando, la salvaguarda del ASR (Control de tracción) representa una garantía de seguridad para todo tipo de motorista. Y nada como encontrar las franjas de un paso peatonal empapadas, y abrir gas sobre ellas para comprobar la eficacia de este sistema electrónico.
El ASR interviene de inmediato, antes de percibir el más mínimo síntoma de patinazo y con la más sutil sensación de derrape en la rueda trasera; pero además, no lo hace de una forma brusca y tajante, como ocurre con otros dispositivos electrónicos semejantes, que cortan en seco el empuje del motor, lo mismo que si hubiéramos cerrado el contacto repentinamente, sino que simplemente se percibe una bajada de potencia, manteniendo la trayectoria del Beverly sin balanceos, adelante y atrás, tanto cuando corta como cuando nos devuelve la tracción. Un notable alto, por tanto, para el software diseñado por Piaggio.
El Beverly 350 con viento
Tuvimos la ocasión de comprobar el comportamiento de este scooter con una violenta tormenta de viento, que nos lanzaba ráfagas repentinas de una fuerza tal, que para dar una idea, veíamos a algunos coches sufrir sacudidas en la autovía. Con este panorama por delante, mucho nos temíamos que íbamos a pasar un mal rato sobre el scooter; sin embargo, no vamos a decir que resultara agradable, en ningún caso, ya que nunca lo es sobre una moto, sea cual sea el modelo; pero sí podemos subrayar que el resultado de esta prueba improvisada fue sorprendente, porque el Beverly 350 mantenía la cara bien alta frente al viento más virulento y racheado que nos alcanzaba por el flanco derecho, y lo que es más importante, copiaba casi con toda fidelidad la trayectoria que le marcábamos sobre el estrecho manillar que nos hacía dudar en estas circunstancias.
Bien sea por la firme pisada que marca la rueda alta, bien sea por una aerodinámica estrecha y recogida, y en alguna medida afilada, que penetra en el viento, o bien sea por la excelente posición de control que ofrece al motorista, la cuestión es que la lucha de este Beverly 350 contra el viento se libra de una forma mucho más llevadera de lo que cabría imaginar en un principio, y más victoriosa que con infinidad de modelos, tanto de scooters como de motos, que ofrece el mercado.
Por último en este aspecto, señalar que el posible efecto de vela, tan temible con el viento, que pudiera hacer sospechar el coqueto parabrisas anclado al manillar no ofreció, en realidad, ni el más mínimo síntoma durante nuestra prueba de fuego, por lo que cabe pensar que su acoplamiento aerodinámico, tanto con el cuerpo del motorista como con el resto del conjunto, es prácticamente completa.
EL Pasajero
Coloca los pies de nuestro acompañante sobre unas estriberas replegadas en la carrocería de una forma perfectamente camuflada, y los sitúan en una posición cómoda, que le permite a la vez ir sujeto al scooter. El asiento guarda una plaza para él sobradamente cómoda y espaciosa para cualquier trayecto urbano, o incluso interurbano. Además de ello, dispone en los laterales de unas asas con la suficiente amplitud y firmeza como para sentirse bien afianzado durante todo el viaje.
En cuanto a la fuerza del motor, los 29 Nm de par máximo, garantizan un empuje lo suficientemente lleno para llevar las dos plazas ocupadas a velocidades urbanas.
Detalles del Piaggio Beverly 350
Un apartado muy importante en el mundo scooter, más importante que en la mayoría de las motos, ya que representan, al fin y al cabo, el lado más práctico de las dos ruedas.
Retrovisores
Con un diseño muy clásico, que da un toque elegante al conjunto, se sitúan en una posición privilegiada, por su elevación sobre el manillar. Por ello y por la generosa extensión de sus espejos, nuestro control sobre la retaguardia resulta prácticamente completo. Es necesario, eso sí, prestar una especial atención al ángulo muerto, vigilando con el rabillo del ojo, puesto que en el Beverly 350 es algo mayor que en la mayoría de los scooters debido a la corta distancia que separa nuestra mirada de los retrovisores.
Bajo el asiento
El espacio que ofrece es suficiente para albergar un casco integral, aunque muy ajustado, si éste muestra salientes aerodinámicos y es de talla XL. Además del casco, cabe una chaqueta no muy gruesa y unos guantes, iluminados por una luz de cortesía. La apertura es automática mediante un botón eléctrico; aunque también ofrece una manual, de emergencia, dentro de la guantera.
Tras el asiento, una práctica parrilla se ofrece tanto como portabultos lo mismo que para soporte de un top case.
Guanteras
Tras el escudo, se abre una amplia tapa que da acceso a tres guanteras, de forma más bien plana, pero suficientemente amplia para albergar documentación, cartera, teléfono y otros objetos semejantes. Una de ellas ofrece la toma USB, obligada hoy día.
Instrumentación e información
La que ofrece el display se puede considerar muy completa, y más que sobrada para un scooter. En las dos esferas, además de la velocidad y el cuentarrevoluciones, encontramos sendos relojes que indican el nivel de combustible y la temperatura del motor. Para dar una idea del tamaño de las cifras, todos los datos digitales se pueden descifrar sin dificultad con una presbicia de 2 dioptrías.
Iluminación
El faro crea una excelente visibilidad nocturna, más que suficiente para las prestaciones del Beverly 350, tanto con la luz de cruce como con la de carretera, ofreciendo el conmutador, además, la posibilidad de proyectar las dos a la vez sobre la calzada, manteniéndolo pulsado.
Mejorable en el Beverly 350
Es un detalle casi insignificante, pero que puede crear pequeñas molestias y alguna confusión innecesaria. Me refiero al extremo del pulsador que acciona la bocina. Sobresale unos milímetros, y por ello resulta demasiado fácil hacerla sonar involuntariamente.
Otro detalle está en el asiento, que bascula de forma totalmente libre al abrirse, hasta apoyarse sobre el manillar. Por un lado, resulta muy práctico porque deja absolutamente libre el acceso al hueco; pero por otro, queda suelto y expuesto a que se nos vaya fácilmente de la mano y caiga golpeando al cerrar.
Precio by Police
El precio estándar, anunciado por Piaggio es de 5.949, pero ahora lo puedes comprar en promoción por sólo 5.099 euros.
Nuestra opinión sobre el Piaggio Beverly 350 Police
Un scooter que se plantea de antemano como un candidato al trofeo urbano, y que sin embargo, por prestaciones, protección y estabilidad a cualquier velocidad, se ofrece como un medio muy válido para cubrir a diario ese trayecto interurbano que recorren muchos desde su residencia en cualquier punto de la provincia hasta su puesto de trabajo en el centro de la capital.
Un scooter que, a pesar de su estrechez, ofrece unas interesantes prestaciones y confort a lo largo del año, con un excelente aplomo en mojado, tratándose de un soccoter, que cuenta con la seguridad añadida del ABS y la salvaguarda del ASR supervisando la atracción.
Es más, con el Beverly 350 Police se puede plantear incluso un viaje de distancia media por la Península, con el único cortapisas de una autonomía marcada por los 12 litros que caben en el depósito.
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