Cuando apareció en el mercado, fueron unos cuantos los que se escandalizaron, incluso hasta rasgarse las vestiduras, al recibir el impacto de su peculiar estética. Hoy en día, en cambio, su genuina figura ya no extraña tanto, ya no hace girar las cabezas de los motoristas más conservadores, y se contempla, posiblemente, como la fórmula más acertada hasta el momento de cubrir ese espectro utópico entendido por el motorista como “La Moto Total.”
Bien. Pues, por una razón u otra, un servidor ha tenido la oportunidad de probar el X-ADV en todos los escenarios posibles, y prácticamente en todas las condiciones, con una buena pila de kilómetros encima, y dada esa circunstancia, no hay ningún motivo para desaprovechar tanto material, sino todo lo contrario, de cara a hacer un análisis en profundidad, y ver finalmente cuáles son las claves del éxito que acompaña a este particular multiusos de Honda.
Posición sobre el Honda X-ADV
El asiento nos sitúa el tronco en el centro de la X-ADV, y queda a una altura de 820 mm, accesible para la mayoría de las tallas, sobre todo si tenemos en cuenta que estamos hablando del mundo trail. De todos modos, con un mínimo de habilidad para sujetar la moto en parado, no presentará dificultades significativas, ni siquiera con su particular anchura.
Más abajo, situamos los pies en el punto medio de ambas plataformas, colocándose, más o menos, para desenvolvernos por la ciudad. Con ese punto de referencia, podremos desplazarlos hacia adelante y hacia atrás para conducir de una forma más relajada, con tintes del mundo custom, o algo más concentrada, con actitud más deportiva.
Las manos quedan en una postura particular, colocadas sobre una línea ciertamente elevada y con los extremos apuntando arriba. La verdad es que en el primer momento de agarrar el manillar, puedes sentirlo extraño; sin embargo se vuelve de lo más natural al finalizar el primer tramo recorrido con este X-ADV, particularmente, después de haber negociado las primeras rotondas.
Ergonomía y protección.
Antes de pasar al comportamiento dinámico en sí de esta particular moto-scooter, veamos algunos aspectos que se miran al detalle y con mayor preferencia, precisamente, en un scooter que en una moto.
La pantalla es regulable a mano, y únicamente en parado por motivos de seguridad, según nos explica Honda. Su altura queda escalonada en cinco posiciones, resultando particularmente elevada la más alta, ya que cubre hasta la línea media del casco, puesto en la cabeza de un servidor (1,92 m).
En una franja inferior, el tronco queda protegido en el centro, dejando brazos y hombros expuestos a la lluvia y el viento. En cuanto a las piernas, los muslos y las rodillas, viajan bien a cubierto tras la carrocería, dejando expuesto el exterior de las pantorrillas al flujo que nos llega desde el frente.
En cuanto a los pies, se colocan completamente protegidos, incluso calzando un número de baloncesto, tras el escudo; y para las manos, el X-ADV cubre solo la mitad de su dorso, dejando nudillos y parte de las falanges expuestos a la intemperie frontal.
El Honda X-ADV, motor de coche
Un propulsor que, por ser sobradamente conocido en la saga NC, no deja de resultar peculiar, e incluso insólito, en el mundo de la moto. Este medio motor de coche, desde luego, se siente más repleto que ninguno de su categoría y de cilindradas superiores. Los dos pistones en paralelo entregan un par suficiente como para arrancar, si fuera factible, con cuatro plazas ocupadas sobre la X-ADV; mientras que su bajo régimen de trabajo garantiza una longevidad, como quien dice, hasta la jubilación del usuario más joven.
Por otro lado, podemos administrar su entrega (54 CV) en los tres niveles, S1, S2 y S3, que Honda ha programado para su cambio secuencial DCT. De esa manera, los 700 cc transmiten una tracción plena, con un poder de tractor, dosificable al milímetro, con lo que no se hace imprescindible, como en otros modelos de uso mixto, el control de tracción que equipa en su última versión (Control de par, para Honda). Sea como fuere, lo cierto es que este motor muestra unas maneras que lo hacen asequible a cualquier mano, por muy inexperta que resulte.
¿Cuánto consume?
En cuanto al consumo, hicimos una medición en condiciones un tanto extremas. Fue en un largo viaje por carreteras rápidas de curvas, con un fuerte viento y una conducción implacable, además de cargar con los 108 kg de quien firma. El registro fue de 4,2 litros/100. Pero tuvimos ocasión de comprobar cómo, cargando con menos peso, en el mismo recorrido y en las mismas condiciones, la cuenta se quedó en 3,8.
Teniendo en cuenta los 13,1 litros de capacidad urbana que alberga el depósito, el cálculo de la autonomía sale bien fácil, rozando los 400 km en viajes de autovía, sin viento y, por supuesto, sin rebasar tampoco los 120 por hora.
Rpm del X-ADV
Algunos usuarios con inquietudes prestas para una conducción más animada que lo que da de sí el mero trayecto diario y ciudadano, tan bien resuelto por el X-ADV, echaban de menos en la primera versión un estiramiento del motor más prolongado, sobre todo de las marchas intermedias.
El corte del encendido en la primera versión podía resultar quizá algo estricto en algunas situaciones comprometedoras del tráfico; por ejemplo en las encerronas de ese tetris involuntario, al que a veces parecen jugar con nosotros los coches en la autovía de acceso o en una gran avenida. La versión actual del X-ADV permite 900 revoluciones más de régimen, hasta alcanzar las 7.500 rpm; un aumento que da un empujón extra a la aceleración del bicilíndrico en paralelo, con el que Honda hace, además, un mejor frente a los scooters más deportivos de la competencia, como el Tmax de Yamaha, del que hablamos en este especial, o del Kymco AK550, que ya probamos en este reportaje.
Cómo va en curvas
Aunque el peso (238 kg) y la distancia entre ejes (1590 mm) le restan un cupo de agilidad y lo alejan, sobre el papel, de la conducción deportiva, el X-ADV nos sorprenderá por su rapidez a la hora de girar para entrar en cada viraje, ya sea una rotonda urbana o una curva de montaña. Lo mismo nos sucederá con la agilidad de su cintura para driblar cada cambio de dirección que marcan las eses enlazadas de la ruta. Sin embargo, lo mejor que ofrece esta peculiar Honda en las carreteras reviradas llega a continuación, precisamente en el paso por la propia curva.
El apoyo que transmite el X-ADV es sorprendente, algo que no te imaginas en un modelo que quiere, de alguna manera, asemejarse a un scooter y que, sin temor a equivocarnos, representa la envidia de algunas naked más ligeras y también más potentes. Esta genuina trail se coge al viraje como una ventosa, y permite tumbar y tumbar con confianza hasta que finalmente la estridencia del avisador, fijado sobre el extremo del caballete central, nos dará el alto al alcanzar un ángulo que sencillamente no imaginamos antes de subirnos a esta creación de Honda.
Tal y como bien conoce el lector, la reducción de cada marcha, que ejecuta el DCT antes de entrar en el viraje, no es tan rápida como la de un cambio convencional con palanca en el pie, que actúa directamente sobre su mecanismo; sin embargo, los japoneses han evolucionado mucho en este aspecto, conectando la retención del motor con la rueda sensiblemente más pronto que en todos los modelos anteriores con este cambio. En cualquier caso, el X-ADV cuenta con unos valiosos puntos de ventaja, en este terreno, sobre todos los scooters deportivos de la competencia.
Para rematar el trabajo en la curva, la contundente patada del motor NC nos saca de la curva en un golpe de los 68 Nm de par máximo que entrega a 4.750 rpm.
Señalaremos, además, que entre las posibilidades que ofrece la particular ergonomía del X-ADV, encontraremos una postura de los pies retrasados hasta posar sólo su mitad delantera sobre las plataformas, con el tronco echado sobre el manillar, y nos veremos, tal vez inesperadamente, en una posición francamente natural para la conducción deportiva. Efectivamente, una conducción que sorprenderá a más de uno y que dejará boquiabierto a alguno que lo vea desde el manillar de una moto convencional.
¿Cómo frena?
Si hablamos con cifras y palabras técnicas, probablemente no transmitiremos al lector el mensaje completo de lo que es capaz de frenar este X-ADV; pero si decimos que parte de su equipo de freno la comparte con el de la Africa Twin, seguramente que todos se podrán hacer una idea de la capacidad para detenerse que brinda este multiusos; todo un portento que lo iguala con cualquier naked de la categoría media, y que representa una gran ventaja, junto con el apoyo añadido del cambio DCT, frente a cualquier scooter con variador.
Comportamiento en ciudad
El radio de giro es suficientemente urbano como para ganar la partida a la mayoría de las motos y como para competir, frente a frente, con la mayoría de los scooters.
Por otro lado, su ergonomía, mucho más que la de cualquier moto, facilita apearse y subirse a ella repetidamente, tal y como lo haría un repartidor en sus continuas entregas. En cuanto a la arrancada, resulta tan contundente que no sólo deja clavada en el semáforo a la jauría de coches, sino que es capaz de hace pódium (sobre todo en el modo S-3) entre los maxi scooters con más aceleración del mercado.
Manejando este modelo con lluvia
Al comportamiento que muestra esta creación de Honda sobre el asfalto mojado no le cabe otro calificativo que el de sobresaliente. Si mantenemos ese criterio, ya tradicional, de que los scooters resultan más bien inestables en condiciones de lluvia, el X-ADV, si es que tiene algo de scooter, lo hace añicos, hasta dejarlo sencillamente sin ningún sentido.
Por un lado, el agarre que ofrecen sobre el suelo mojado los Bridgestone Trail Wing, diseñados en exclusiva para la X-ADV, transmite una seguridad inesperada, con una capacidad para evacuar el agua tan evidente como el spray que brota de la rueda trasera, cuando pasa sobre el asfalto encharcado.
Una imagen que ofrece por sí sola la mitad de la confianza que transmite esta multitrail bajo la lluvia. La otra mitad llega al sentir el aplomo con el que se coge al asfalto mojado. Así se explica las frenadas exigentes, los giros rápidos y contundentes, lo mismo que las inclinadas respetables, a veces verdaderamente incisivas, que podemos poner en práctica con esta X-ADV bajo la lluvia.
Cómo va el X ADV por la tierra
Para el aficionado al enduro, obviamente, el X-ADV apenas si va a satisfacer sus más básicas necesidades. Puesto en pie sobre las estriberas extra diseñadas por Rizoma, sentirá la carrocería apretándole el interior de las pantorrillas y echará en falta ese apoyo fundamental de las rodillas contra el depósito, para guiar cada giro de la moto al estilo de la doma del caballo.
También se sentirá extraño cuando quiera echar el pie a una palanca de cambio que no existe, lo mismo que a la del freno trasero, situada en el lugar de un embrague con el que no podrá contar para jugar en las trialeras.
Sin embargo, si ese “endurero” abriera la mente, se sorprendería del noble comportamiento que muestra sobre las pistas de tierra una moto tan pesada, con una llanta trasera de tan sólo 15” y con una parte de su vocación dedicada a tratar de robar el terreno a los scooters, en el día a día más práctico de las dos ruedas.
Pero, visto desde el lado del asfalto, tanto para el motorista que no ha sentido nunca inquietudes off road, como para el novato de las dos ruedas, el Honda X-ADV les permitirá llegar a esa ermita visigoda, o a esas ruinas del castillo medieval sito al final de un camino. Efectivamente, el X-ADV le llevará con toda facilidad hasta ese mirador natural que ha descubierto en internet, y al que se llega a lo largo de un carril en el que, ni en el más audaz de sus sueños, se hubieran atrevido a internarse con el scooter que les resuelve su transporte urbano y cotidiano.
Conducción off road
El caso es que su rendimiento sobresaliente sobre la carretera mojada ya apunta maneras para desenvolverse con más que dignidad fuera del asfalto.
Así es, este fantástico multiusos de Honda, yendo calzado con esos Bridgestone Trail Win, muestra una facilidad sorprendente para pasar por la mayoría de las pistas forestales, o para transitar por caminos rurales de acceso a huertas y terrenos de cultivo. Vamos a verlo un poco más en detalle.
Después de arrancar el bicilíndrico en paralelo, seleccionamos el modo G, que conecta el cambio DCT con una actuación digamos más directa, y nos ponemos en pie, haciendo nuestra postura más adecuada a la conducción off road. Para la posición erguida, Honda ofrece como extra unas estriberas plegables y dentadas, que colocan nuestros pies sobre una línea notablemente más atrasada y menos elevada que cualquiera descrita sobre las plataformas laterales. De esta manera, conduciremos de pie en una forma mucho más natural sobre el X-ADV, llevando las piernas completamente estiradas.
Una vez colocados adecuadamente, abrimos gas a fondo sobre la tierra para sentir una aceleración progresiva, notablemente dosificable, que hace difícil ponernos en un aprieto cruzando la moto de forma inesperada; algo que se confirma, cuando provocamos ex profeso el derrape del tren trasero, haciéndolo de una manera muy controlable, a poco tacto que se tenga con el gas y a poca costumbre en la conducción fuera de carretera.
Tanto es así, que quien cuente con cierto nivel off road, se divertirá conduciendo con el control de tracción desconectado y jugando con las levas del DCT, para describir auténticos barridos con la rueda trasera, mientras que la delantera mantiene la trayectoria con la lógica flotación del neumático mixto sobre la tierra. A decir verdad, con un ritmo fluido y alegre, el X-ADV se siente más bien como si navegara sobre los terrenos más sueltos, tales como la grava o la arena, ofreciendo un margen suficiente antes de que cualquiera de que sus ruedas deslicen, con lo que el multiusos japonés se permite mantener una marcha más que presentable, dentro del mundo trial-asfalto o maxitrail.
En cuanto al paso sobre obstáculos o por los terrenos un poco más abruptos, es su altura libre al suelo, por pura física, la que fija sus limitaciones; una limitación que de ninguna manera puede alcanzar, ni siquiera soñar, cualquier scooter del mercado. Por otro lado, debemos de tener en cuenta las 15” de la llanta trasera, para calcular el tamaño de cada piedra que vamos a pasar por encima, pensando en la hora de aplicar la tracción sobre ella. Sin embargo el tren delantero, que al fin y al cabo resulta más decisivo a la hora de encarar un obstáculo, cuenta con 17”, que nos dan más margen de lo que parece antes de encaramarnos al X-ADV. Finalmente, las llantas de radios representan una garantía de resistencia frente a los golpes de las piedras y los impactos contra las grietas del terreno.
En cualquier caso, si el usuario definitivo no pretende divertirse fuera de la carretera, ni tampoco iniciarse en el mundo de los raids, sino que pretende hacer una conducción trail muy básica y elemental, como la que describimos en este artículo , o busca, simplemente alcanzar el destino localizado al final de una pista de tierra, llegar al hotel rural situado en el extremo de un camino sin asfalto o de una trocha vecinal, puede hacer un tránsito semejante sin abandonar su conducción urbana o rutera. Le bastará con mantener el cuerpo en esa misma posición rutera, sentado, con los pies sobre las plataformas, y sin la necesidad de montar las estriberas extra.
Accesorios y detalles:
Los espejos, perfectamente situados, nos da una panorámica amplia y nítida de lo que ocurre a nuestra retaguardia; mostrando un diseño, además, acorde con el conjunto.
Las estriberas del pasajero se despliegan en una forma triangular, con piso engomado, que ofrecen un estimable grado de confort para nuestro acompañante. Lo mismo que su plaza del asiento, suficientemente espaciosa y mullida.
El contorno lateral va protegido en su parte baja por unas prácticas defensas, que, por otro lado, se repliegan contra la carrocería sin sobresalir ni molestar en ningún movimiento que hagamos con o sobre el X-ADV.
El hueco del asiento puede albergar un casco integral, un espacio que resulta un auténtico regalo y que no puede crecer más, pensado en la competencia scooter, ya que hablamos, al fin y al cabo, de la geometría propia de una moto, con su basculante de doble brazo incluido.
La luz que proyecta al frente es suficientemente generosa como para viajar sin temores fantasmales en medio de la oscuridad. Lo miso ocurre con el grupo óptico trasero y los indicadores de dirección, que nos hacen bien visibles.
Qué se puede mejorar en el X-ADV
Al girar el acelerador en parado, se percibe, discretamente, un mínimo tirón. Se trata de apenas un golpecito, justo en el momento de iniciar la marcha; un detalle que se limó en la última versión respecto de la primera, pero del que aún persiste un pequeño saliente.
Precio y Opinión:
Podemos recapitular diciendo que la versión actual del X-ADV, con un precio de 11.650 euros, abre todavía más su abanico de uso en la versión actual, al elevar el régimen máximo del motor, y más aun al incorporar su control de tracción. Honda incluye además entre sus colores de 2.019 uno de tono más sobrio y elegante, de manera que el X-ADV alcanza a otros gustos y estilos más discretos que el resto de las decoraciones, algo más vistosas, ofrecidas en el catálogo de esta temporada.
Para concluir, una referencia sobre el Honda X-ADV fuera del asfalto:
Su comportamiento se puede calificar de digno, al hablar de cualquier moto, y de inédito al hacerlo dentro del mundo scooter.
Muy buen articulo!!! Gracias!!
Gracias a ti, Alberto.
Estupendo articulo, cuando salio me enamoro y ahora cuando me he jubilado , me la he comprado todo mi vida llevando motos y esta es la que mas satisfaciones me esta dando, estoy encantado con ella llevo cerca de 3000 km y va perfecta.Un saludo
Excelente artículo. Aunque ya la tengo encargada, la de 2021, que soluciona algunos inconvenientes nombrados en el artículo, desde que la probé en el 2017, sabía que esta sustituiría a mi Burgman 650. Tras haber tenido 3 Africanas de 650 y 750, sin duda esta es la perfecta sustituta. Como dije, por fin alguien que sabe de motos ha escrito un artículo adecuado para esta joya de Honda. Un saludo desde la sierra de Madrid