Uno de los elementos viajeros más simbólicos y puristas del mundo de la moto: La bolsa sobre depósito es, más que un accesorio práctico, una invitación en sí misma al viaje. Ver nuestra moto vestida con una de estas bolsas es otra versión de ella, tal vez la que más nos guste, la que anima a escapar, la que nos invita a dejar volar ese espíritu de libertad que anida dentro de cada motorista. Y si además de ello, arriba, bajo su tapa transparente, encontramos un mapa abierto por cualquiera de sus páginas o la propia hoja de ruta, casera y manual, que nosotros mismos nos hemos elaborado con el itinerario que vamos a seguir, la ilusión nos termina de envolver por completo para soñar con ese viaje que tenemos por delante.
Pero, al igual que el propio mundo de las dos ruedas, las bolsas sobre depósito han ido evolucionado con las propias motos; y de los tiempos iniciales, a base de cuero, de correas y de hebillas, pasamos al plástico, a los tejidos sintéticos y también al anclaje magnético sobre el depósito de la moto. Pero una vez que los fabricantes abandonan el metal en la construcción de los depósitos de sus motos, o como mucho le dedican la mitad trasera, prácticamente desaparece el sistema de imanes -con una fijación rápida, ajustable y eficaz como tal vez ningún otro recurso a lo largo de la historia-, se imponen forzosamente, en la actualidad, dos fórmulas para sujetar estas bolsas a cada depósito:
Uno mediante el acople al tapón de gasolina plano y raso, tan extendido hoy día que podemos llamarlo “convencional”. Y el otro mediante un arnés universal que se fija al depósito mediante tirantes regulables con un sistema de correderas. Éste segundo contando con la versatilidad más absoluto, permitiéndonos pasar la bolsa de una moto a otra, en caso de tener más de una.
Este último sistema es el que emplea la bolsa Shad E-22, que hoy traemos a nuestros lectores después de haberla probado en dos escenarios fundamentales. Uno: Para el uso diario en ciudad. Y dos: Viajando a lo largo de la autovía y de la carretera.
Cuerpo y Forma
La primera característica que destaca de esta bolsa es su tapa rígida (la marca la califica de “semirrígida”) termoconformada en EVA, que, junto con un contorno semirrígido de una pieza extraíble en el cuerpo principal, logran que la bolsa mantenga su forma y volumen permanentemente, aunque esté completamente vacía, evitando así deformaciones y posibles movimientos molestos, ondeando, cuando viajamos a ritmo de crucero, o con viento, y no hemos aprovechado todo el contenido.
Interior
La bolsa Shad E-22, en general, muestra su calidad tanto a simple vista como al tacto en todas sus partes y elementos.
En su interior observamos un forro, suave y resistente a la vez, con el aspecto de un tejido térmico, para albergar con mimo nuestra ropa o los objetos más delicados. En el fondo encontramos un agujero, estanco mediante solapas de goma (que se vende por separado), por el que podemos pasar el cable de un cargador de móvil o de un navegador.
Sobre ese fondo, también, vemos unos tirantes cruzados, con el sistema clásico de las maletas, para fijar las distintas prendas, una sobre otra, y evitando bajo su presión que se deshaga la pila con los movimientos del viaje. En el interior de la tapa descubrimos un bolsillo amplio y muy práctico para guardar, por ejemplo, algunos objetos deformables respetando sus líneas y su contorno, como por ejemplo, un sándwich. La tela, de firme consistencia, es doble, albergando un segundo bolsillo entre un plano y otro, que cuenta por encima, además, con una banda elástica que se fija en su extremo con un velcro, para sujetar lo que guardemos en ese segundo bolsillo. Y, sin dejar la tapa rígida, vemos delante otros dos bolsillos con su tira de velcro por encima, a su vez, y otro dos más pequeños, ideales para personal como el que te escribe, lector, ya que están diseñados para bolígrafos y plumas.
Para darnos una idea de la capacidad que alberga ese interior, diremos que entra sin problemas un casco integral de talla XXL.
Exterior
En el exterior de la bolsa, vemos la cremallera con dos carros convergentes que cierra la tapa, así como otra más que abre la extensión de unos diez centímetros, que alcanza en la parte delantera el suplemento que da una mayor capacidad a la bolsa, llevando los 16 litros que ofrece la medida recogida a los 22 de la más grande. Un bolsillo en la parte trasera resulta ideal para guardar el teléfono, junto con la tarjeta de crédito, evitando la apresurada tarea de buscarla y sacarla junto al cajero de un peaje de autopista, por ejemplo, o la acreditación para acceder a una zona reservada o de seguridad. Debajo de este bolsillo encontramos un asa fija para tomar la bolsa y transportarla después con una mano.
Por último, en lo que al exterior se refiere, la bolsa Shad E-22 lleva grabadas varias líneas reflectantes como un extra añadido a nuestra seguridad nocturna.
Fijación a la moto
En cuanto al arnés universal que se acopla al depósito de cada moto, viene incluido con la compra de la bolsa y está fabricado completamente en nylon. Se fija mediante cuatro correas, tan finas y discretas como fuertes y resistentes, que abrazan el cuerpo del tanque, pasando bajo sus entresijos, atándose con el sistema de doble anilla y empleando unas solapas con velcro que dejan perfectamente recogidas cada tira sobrante del ajuste. Así mismo, el cuerpo central del arnés se monta sobre dos bandas anchas que se alargan y acortan mediante un sistema corredera en su línea central, haciendo la bolsa adaptable, prácticamente, a todas las motos del mercado que se nos pasan por la cabeza.
La bolsa Shad E-22 se abrocha a su arnés mediante cuatro pinzas de tipo clip, fáciles de cerrar, eso sí, una vez que has conseguido encarrilar una pieza sobre otra; de manera que nos basta con soltar dos de ellas para levantar la bolsa y permitir el acceso al tapón del depósito cada vez que vayamos a repostar.
Complementos incluidos
Base universal de fijación a cada depósito.
Una banda ancha, regulable con una corredera, para llevar la bolsa colgada del hombro, o en bandolera, una vez que la desabrochemos de su anclaje a la moto.
Aunque el material y la hechura con la que está fabricada esta bolsa se muestra a simple vista bastante resistente a una lluvia breve y fina, el kit de origen trae consigo una bolsa absolutamente impermeable, con la que, una vez cubierta, ya puede jarrear sobre la E-22, que podremos ir despreocupados por todos los objetos que llevemos guardados en ella.
Una bandeja en plástico resistente, con la parte superior transparente y el cuerpo rígido, apta para llevar incluso una tablet visible mientras conducimos. La bandeja se fija mediante unos ganchos a la tapa rígida de la bolsa, y posteriormente se ajusta con el mismo sistema de correderas.
Especificaciones
Dimensiones: 42 x 30 x 22
Capacidad: De 16 a 22 litros.
Tejido: Poliéster
En Marcha
Si nos movemos por la ciudad, callejeando en recorridos muy cortos, a velocidades de barrio y con paradas continuas, por ejemplo, haciendo recados, nos bastará con fijar la bolsa a las dos pinzas anteriores y llevar la banda de bandolera recogida debajo de ella. Será el modo más práctico de llevar la Shad E-22, bajándonos y subiéndonos continuamente, abrochándola y desabrochándola una y otra vez. Ni que decir tiene que en cuanto hagamos una rotonda intentando emular a Márquez, la bolsa tenderá a descolgarse, pero más difícilmente de lo que imaginamos, sin violencia y con un desplazamiento leve y asumible de su base universal.
Para viajar por carretera, la bolsa guarda impoluta su forma aerodinámica, a pesar del impacto del viento, y nos sirve, como toda bolsa de este tipo, de abrigo extra para el vientre, o el pecho, dependido de la situación en la que quede acoplada sobre cada moto. Lo cierto es que tanto la forma rígida de la bolsa Shad E-22 como la base blanda se acoplan muy bien al viaje y a la velocidad de crucero de todas las motos que se nos ocurren, lo mismo que, según el manillar o semi manillares a los que nos agarremos, invita a recogernos sobre ella, a abrazarla, incluso y según el caso.
Pegas
El sistema de abrochado de la bolsa a la base universal es rápido, práctico y completamente seguro, sin embargo, su ajuste entre las dos, la base y la propia bolsa, deja un margen final con el que no termina de quedar completamente inmóvil sobre el depósito. Lo cierto es que permite una holgura, una pequeña oscilación, que no llega a ser preocupante; aunque bien es verdad que nos dejaría completamente tranquilos si no existiera, sobre todo cuando cargamos la bolsa con cierto peso. En cualquier caso, jamás podrá comprometer ni la conducción ni el comportamiento de la moto, por grande que sea el peso y pequeño el modelo sobre el que hayamos acoplado la bolsa. Y por último, pensamos que se trata de un peaje a pagar por la versatilidad y universalidad de esta bolsa Shad E-22.
Precio
Realmente, no hemos visto uno especificado y recomendado por la marca, por lo que trasladamos al lector lo que hemos encontrado en el mercado digital, que varía entre los 67.95 y los 92.82 euros.
Este tipo de bolsas esta muy bien como como vimos se quita y se pone en un momento, pero si quieres algo fijo en la moto ( mas alejado de manos ajenas ) puedes ver este articulo sobre alforjas para moto en el que analizamos las mejores para que compares diferentes opciones, tambien puedes ver aqui las bolsas Givi
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